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Un año sin La Nevera: un vistazo histórico

10 enero 2022

«La Nevera, con frío en el aire y calor en los aficionados, resultaba casi inexpugnable» recordaba Gonzalo Sagi-Vela sobre la cancha de La Nevera. Hoy hace un año que esa histórica cancha de Movistar Estudiantes y el Ramiro de Maeztu cedió debido al temporal Filomena. La recordamos.

Un año sin La Nevera: un vistazo histórico

En la madrugada del 9 al 10 de enero de 2021 el temporal Filomena no solo tiñó de blanco todo el centro de España: también, debido al peso de la nieve, cedió la estructura de una de las canchas con más solera del baloncesto europeo: La Nevera del Ramiro de Maeztu. Unas semanas después, por seguridad, debió ser derribada.

Un año después, el Ramiro y Movistar Estudiantes siguen huérfanos de esta cancha. Donde se disputaron tantos y tantos partidos, entrenamientos y clases de educación física, sigue habiendo un solar.

Un proyecto común, pero sin plazos

Tal y como reflejan varios medios de comunicación, gracias al reportaje de la agencia EFE, «todos los de la cantera teníamos clara este año nuestra carta a los Reyes Magos: que empiecen las obras» en palabras de Pablo Borrás, director de actividades deportivas de la cantera de Movistar Estudiantes.

El presidente, Fernando Galindo, afirma en este reportaje que«La dispersión de la cantera es tremenda y Movistar Estudiantes sin la cantera no es nada» y que «espero que esté en un año. No me quiero resignar a otra cosa» . Y destacó la «muy estrecha colaboración con el instituto» para «un proyecto que es común».

También en ABC muestran el estado actual de la cancha, con fotos exclusivas. «365 días después, no queda ni rastro de la instalación. Tan solo el suelo de cemento donde se adivinan las líneas que un día dibujaron una cancha de baloncesto». 

64 años de historia

No es su nombre oficial, pero a estas alturas como si lo fuera: «La Nevera» del Ramiro de Maeztu se inauguró en 1957 con el nombre de «Campo Nuevo», entonces sin cubierta.

El techo llegaría en 1966. Poco después, las paredes; el marcador y el suelo de madera. Sin embargo, nunca llegó la calefacción; y la cancha de ganaría el apelativo que actualmente tiene. Como decía Antonio Díaz Miguel “corría la leyenda entre los alumnos del Ramiro de que técnicos del universitario Instituto del Frío venían a la Nevera para estudiar su estructura y aprender cómo congelar sin necesidad de utilizar la energía eléctrica”.

Sea como sea, Estudiantes se hizo un equipo temible en La Nevera, donde consiguió dos subcampeoanatos de Liga Nacional (1962-63 y 1966-67, con la legendaria canasta de Emilio Segura como broche de oro).

Como explicaba el no menos legendario Gonzalo Sagi-Vela: «entrenábamos tres veces por semana, en las condiciones típicas de la época, es decir durísimas en invierno (…) La Nevera, con frío en el aire y calor en los aficionados, resultaba casi inexpugnable. Fuera era distinto y bajábamos mucho de nivel».

Desde entonces ha sido testigo de las progresiones de miles de jugadores y jugadoras de baloncesto de la cantera de Movistar Estudiantes… y del alumnado del Instituto en sus clases de educación física.

Desde los años 70, La Nevera ha quedado como auténtico templo del baloncesto base, al jugar y entrenar el primer equipo ya siempre en el Magariños. Tanto el acondicionamiento de La Nevera como la construcción del «Magata» tienen un nombre propio: el presidente José Hermida López.

Pero, como decimos, La Nevera no era un monumento para observar, una reliquia que guardar en una vitrina, un museo del baloncesto. Es el epicentro de la cantera de Movistar Estudiantes, una cancha por la que han pasado miles de jugadores, propios y rivales. Y desde 1989, también jugadoras.

La historia acabó abruptamente en enero de 2021. El temporal Filomena obligó a derrumbar la estructura.