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31 de enero de 2000. Vitoria-Gasteiz

31 enero 2019

Cuando se cumplen 19 años del último título del Club Estudiantes, la Copa del Rey de 2000, recordamos con testimonios de los jugadores, entrenadores, trabajadores del club y aficionados qué significó aquello.

31 de enero de 2000. Vitoria-Gasteiz

Lunes (sí, lunes: la televisión exigió ese extraño horario para la final) 31 de enero de 2000. Vitoria-Gasteiz, “capital artificial de un país singular”. Once y media de la noche, minuto arriba, minuto abajo…

El marcador del todavía Araba Arena luce esta cifra: 73-63. Lo que significa que …. ¡Estudiantes campeón chimpún!

Alfonso Reyes se merendó a Tanoka Beard para liderar a Estudiantes, entonces de rojo y con el apellido comercial Adecco, hacia su tercer gran título. Así fue y así se celebró, con rotura incluida del trofeo.

Nacho Azofra lo levanta hacia la imponente cúpula del antiguo mercado de ganado gasteiztarra para dedicárselo a una afición volcada con los del Ramiro de Maeztu, sin terminar de ser muy consciente de que aquel iba –aunque el futuro no está escrito, eso sí, y ¿quién sabe si en quince días…?- el último título de Movistar Estudiantes.

Azofra «éramos conscientes de la importancia»

Pero el eterno capitán, Nacho Azofra, recuerda que sí era consciente “en el mismo momento en que termina el partido, incluso durante, de lo importante que es algo así”.

El legendario número 13 explica que “en aquellos años estábamos más acostumbrados a rozar los títulos, a estar siempre ahí compitiendo, que a ganarlos”, analiza Azofra.

Por eso la Copa, y más cuando te encuentras a gusto jugando y las cosas salen, se disfruta tanto en la pista jugándola como después con los aficionados”. 

«Estábamos convencidos de que se podía ganar»

En el cuerpo técnico campeón, que encabezaba Pepu Hernández, se encontraba Ángel Goñi. El que posteriormente fuera entrenador de específicos nos sorprendía hace unos años, en una entrevista sobre este trofeo, con la revelación de que “teníamos el convencimiento de que podíamos llevarnos el título. No sé por qué, pero íbamos con un convencimiento real”.  

«A la Demencia les mandamos a una casa de curas»

Entonces el Araba Arena “solo” tenía capacidad para 9.500 espectadores, con el consiguiente menor desplazamiento de aficionados de otras ciudades, pero el problema del alojamiento en Vitoria no era menor que ahora.

Javier Flores entonces trabajaba en las oficinas del club, y recordaba que, igual que ahora,  “a la Demencia les mandamos a una escuela de curas. Y la oficina completa, que entonces éramos muchos menos, fuimos a Vitoria desde el principio”.

La afición lo recuerda

¿Y los aficionados, cómo lo vivieron? Con motivo del 10º aniversario de la Copa de Vitoria pedimos a los hinchas que nos enviaran sus recuerdos… y estos son algunos que recuperamos hoy.

 

“Llegar el lunes a la facultad con la camiseta y la bufanda del Estu, exultante a pesar de tener que enfrentarme al examen, y la gente mirándome raro por desprender esa felicidad es algo que no olvidaré nunca”. (Toni Muñoz Valiente)

 

“Cuando subí (a casa desde los Delfines), mi madre me vio en estado calamitoso y me echó un broncón de tres pares de narices, a lo que respondí:»be da igual, hebos ganado la coba del grey…»Al día siguiente no pude ir al Magata a recibir a los héroes, porque 39 y medio de fiebre me retenían en la cama en contra de mi voluntad.” (Enrique Espinosa)

 

“El día de la final volvía en el coche lleno de trastos con mis padres que habían ido a ayudarme. Fui oyendo el partido en la radio del coche hasta que no pude aguantar más y les hice parar en un área de servicio y ver el partido por la tele hasta que la final terminó. La imagen resultaba un poco extraña: un Fiat Punto lleno de trastos con un matrimonio de 60 y muchos años y en un trocito libre del asiento trasero un tipo feliz con una sonrisa de oreja a oreja: volvía a Madrid y su equipo desde que entró a estudiar en el Ramiro era campeón de COPA !!!!” (Luis María Sánchez Gómez)

 

“Cuando en Radio 5 anunciaron que el Estu había ganado la Copa recuerdo que corrí el pasillo de mi casa hasta mi cuarto y como si de un ritual se tratara me tumbé en la cama y con los brazos en alto grité: “ “¡Siii!” Y lo peor es que no podía compartir con casi nadie mi alegría pero yo era feliz, inmensamente feliz. Creo que, vinculado al deporte, ha sido uno de los días más felices de mi vida. Porque el Estu es otra cosa. Porque, aunque nadie lo entienda, desde Zaragoza también se puede amar el Estudiantes”. (Daniel Montserrat)

 

«Mi padre que había llegado a debutar con el primer equipo de Estudiantes unos minutos cuando era junior se negaba a aceptar el Plus para ver la final, era algo que me partió el corazón…pero el Estu se lleva muy dentro, y con mis diez añitos, ni corto ni perezoso me plante delante del televisor y me vi la final entera con las rayas del plus!!!Cuando mi padre enteró no se lo podía creer…»Te vas a quedar ciego Guillermo» me decía, pero daba igual, el Estu jugaba la final de Copa y yo acabé celebrándolo como el que mas!!!Así viví yo la final de Vitoria!!! (Guillermo Nieva Sánchez)  

 

«¿Qué has hecho qué? ¿Qué se lo has dado a quien?. Joder, que era mi gorro de Estambul…” Y ese fue el final de una gran amistad, que diría Bogart… Bueno no fue tanto, pero hubo uno que casi se vuelve a Madrid andando. Comentar que los sucesivos llamamientos a Nacho para recuperar el gorro han sido bastante infructuosos. Igual ahora se da por aludido…”  (Sergio Martínez)

 

«El baloncesto y esa Copa del Rey de Vitoria constituyeron una excusa maravillosa para convivir intensamente con los amigos, hacer turismo, disfrutar de la gastronomía, tomar unas copas y a la hora de los partidos, animar y vibrar con nuestro deporte favorito. Pero si por algo recuerdo esa Copa del Rey es porque me fui con una novia y me volví con la sensación de que había encontrado a mi chica para toda la vida. (José Luis Langa)

 

«Era lunes, hacía frío y encima daban el partido por el plus. No quedaba otra que verlo en un bar. Quedé con un amigo con el que estaba abonado para ver si las buenas sensaciones que estaba dando el equipo se confirmaban levantando la copa. En el bar, el camarero se quejaba de que la final de la Copa fuera en lunes, decía que lo suyo era que se jugase en domingo como si fuese a poner el baloncesto habiendo liga de fútbol. El caso es que éramos cuatro gatos y sólo mi colega y yo atentos al baloncesto. (Ángel Cobos Real)