
Un lema surge de las entrañas en todo el fragor de un partido. «We never fucking quit», espeta Omar Cook, un perro viejo del baloncesto, un tío que se las sabe todas, un tipo que lleva la competitividad en la sangre.
El lema cuaja en el vestuario. El lema cuaja en la grada. Porque no es una frase vacía surgida en un despacho, es auténtica. Y, a pesar del taco (que no vamos a traducir), este «no nos rendimos» representa bien el espíritu de Movistar Estudiantes y su gente.
Un espíritu con el que afrontar un reto tan grande y bonito como la Copa del Rey. En Madrid. Contra el vecino poderoso, vigente campeón de liga y de Europa. En tu cancha, pero sin ser tu cancha. Muchas sensaciones que sólo se pueden afrontar exclamando NEVER FUCKING QUIT.
Pocas veces un lema surgió más de las entrañas. Que no se apague la llama.