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Pues va a ser que no (94-63)

15 febrero 2019

“¿Y por qué no?”, nos decíamos en la previa. Queríamos soñar. Pero la aburrida realidad nos dijo: “porque no, porque son el Campeón de Europa, ya se la hiciste en Liga y tú entraste como anfitrión”. Movistar Estudiantes salió a tope, intentando igualar el vertiginoso ritmo anotador de la sección de baloncesto del Real Madrid CF, pero le duró un cuarto (29-27). Al final, xxx. Eso sí, lo de “never fucking quit” no caduca aquí: sirve para el regreso a nuestra realidad, la liga Endesa.

Pues va a ser que no (94-63)

El anfitrión visitante salió con Cook, Brizuela, Gentile, Caner-Medley y Arteaga de inicio. Intercambio de puntos en un “pacto de no agresión” (solo 3-2 en faltas en el primer cuarto, y 3 fueron en el último minuto) y posesiones rapidísimas para arrancar: 4-5, 7-6, 9-9, 11-9 mediado el cuarto.

La sección de baloncesto del Real Madrid CF abrió una pequeña brecha a falta de dos minutos y medio tras un triple del esloveno Randolph y un gancho del mexicano Ayón: 23-14. Cook y Caner-Medley tiraron de galones para mantener en el partido a Movistar Estudiantes y un triplazo de Clavell casi sobre la bocina lo lograba: 29-27. No, el objetivo de defender mejor que en el partido de Liga no se estaba cumpliendo.

Hakanson, Clavell, Brizuela, Suton y Whittington empezaban la segunda mitad. Taylor alejaba un poquito al campeón de tres títulos seguidos (34-27), y solo un solitario triple de Nik permitían que se fueran demasiado: 37-30.

La defensa colegial seguía esperando a entrar en los bares de enfrente del WiZink, cual demente en un partido de domingo por la mañana, y Rudy lo aprovechaba: 42-32 mediado el cuarto. Tiempo.

Volvían a pista los cinco titulares. La defensa subió de intensidad. El Estu entra en bonus y el Real no perdona desde el tiro libre: 46-32.  El ataque tampoco carburaba (solo 7 puntos en este periodo), obligando al anfitrión visitante a tirar de “never fucking quit” en la segunda mitad: 50-34.

No hubo manera. El vecino poderoso no especuló ,  al menos en el marcador, y mediado el tercer cuarto mandaba 66-41. Tocaba probar cosas: Clavell y Lampropoulos en pista para frenar el ataque merengue. Vicedo y Hakanson. A ver qué tecla funcionaba. Pero el ataque estudiantil no carburaba y uaunque algo se mejoró en defensa, anotaban a la segunda o tercera opción. Al último cuarto se entró con un claro 73-48.

A la mínima reacción colegial (78-54 en 2:30 minutos), Pablo Laso pidió tiempo. No quería permitir ni el maquillaje. En la Copa –y así debe ser- no debe haber piedad.

Víctor Arteaga era la fuente de anotación colegial en los últimos minutos, en los que la grada demente decidió que había que celebrar al menos haber tenido estos días de ilusión, estos días de “y por qué no”, estos días de volverte a sentir grande.

Termina el paréntesis copero sin disculpa alguna: 94-63. Termina el sueño. Ahora, ventanas FIBA y a la vuelta, tocará volver a la realidad de la Liga Endesa: salir de la zona baja definitivamente. El “never fucking quit” no debe quedarse en un lema comercial para la Copa, debe ser la actitud para lo que queda de temporada.

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