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Hoy tocaba perder… el miedo (78-68)

26 enero 2020

Hablaba en la previa el nuevo entrenador, Javier Zamora, de tener mentalidad ganadora. Y en la quinta victoria de la temporada, que sirve para salir del último puesto y empatar con el penúltimo, Movistar Estudiantes la tuvo. En la primera mitad para irse de más de 20. Y en la segunda, para resistir los envites de un Unicaja que llegó a ponerse a dos al comienzo del último cuarto.

Hoy tocaba perder… el miedo (78-68)

Movistar Estudiantes se reencontró con la victoria, y consigo mismo, al superar por 78-68 a Unicaja en un partido donde primero le salió todo; y después le tocó resistir. Los colegiales empatan con el antepenúltimo y abandonan el farolillo rojo.

El primer quinteto de la «era Zamora» traía novedades en el salto inicial de Movistar Estudiantes: Avramovic ante sus ex, acompañado de Pressey, Dangubic, Kadji y Palacios. En los primeros compases del partido se vio a un Movistar Estu muy activo, especialmente en el rebote: tras uno ofensivo, Juan Palacios puso el 9-5.

Unicaja es mucho Unicaja (9-10 sin despeinarse), pero Movistar Estudiantes mostraba otra cara respecto a partidos anteriores, consiguiendo que perdieran balones y se cargaran de faltas. El «efecto ex» funcionó en este primer cuarto (6 puntos de Avramovic) y Palacios ratificó su buen momento de forma (otros 6) para que los colegiales se fueran por delante: 21-14.

¡Fuego! Bien al rebote defensivo, Movistar Estudiantes corría. Triple de Douglas. 2+1 de Scrubb. Gancho de Arteaga: 29-14 tras dos minutos del segundo cuarto.

Seguía lanzado el equipo colegial, empujado por su demencial parroquia: otra vez Arteaga con la caña. Vicedo a la remanguillé. 33-15.

Se enchufó Scrubb: dos triples consecutivos del canadiense ponían el 39-17 a cinco minutos para el descanso. Un contraataque culminado por el propio Phil ponía el 41-21. Se retiraba ovacionado con 15 puntos en 9 minutos, por Adams Sola, que ponía el 43-25. Al descanso, 47-28. ¿Estaba hecho? No.

Pero no especulaban los chicos de Zamo con la ventaja. No dejaban de intentar correr, rebotear, jugar intensos. Lógicamente, los minutos mágicos del segundo cuarto que permitieron irse de 20 no se repitieron, pero sí había fluidez en ataque y rigor en defensa para no dejar a Unicaja acercarse: 54-33 tras los primeros cuatro minutos.

Subían líneas los de Casimiro, para igualar la energía colegial: de este modo, lograban un parcial de 3-10, 57-43 y tiempo muerto a 4:18 para acabar este tercer cuarto. Seguían jugando muy físicos los malagueños, sin que les señalaran faltas (la primera de este periodo fue a falta de 3 minutos): lo aprovecharon para ponerse a 9: 57-48.

Empujaba el Palacio a los suyos, para que resistieran este empujón, sumando aunque fuera desde los tiros libres (60-48). Pero Unicaja volvió a recortar, aprovechando que Movistar Estudiantes estaba en bonus (18 faltas pitadas a los colegiales, solo 4 a los cajistas) y ellos no: 60-55.

Se encendían las alarmas cuando, nada más abrir el último periodo, Alberto Díaz les ponía a dos: 60-58. Momento para la gente de sangre fría, como Canadá: 2+1 de Scrubb. Fría como Serbia: cinco puntos consecutivos de Avramovic. Movistar Estudiantes se había cansado de perder partidos, ahora tocaba perder el  miedo, y resistía el primer «match ball»: 68-58 a falta de 7.

Momento Arteaga. Dos seguidas del pívot conquense daban aire al Movistar Estu mediado el cuarto: 72-58. Su cuarta falta personal obligaba a Zamora a buscar alternativas, mientras Unicaja no regalaba nada: 72-62 a 2:46 para terminar.

Seguían recortando los malagueños por medio de Adams (72-65), y llegaba el momento de jugarse todo en los tiros libres al entrar en bonus. Pressey asumía galones, tanto desde el 4.60 como con un canastón a aro pasado: 76-67 entrando al último minuto.

Costó cerrar el partido, tocó sufrir, pero Movistar Estudiantes lo logró: reencuentro con la victoria, comunión con la afición que coreaba esperanzada eso de «que no bajamos» y, sobre todo, otra cara.

El próximo finde, otra final, esta vez en Andorra. Sin miedo.


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