
A Asefa Estudiantes no se le dan mal las copas en el País Vasco. Dos de sus tres títulos los ha ganado en capitales vascas: San Sebastián en 1963 y en Vitoria hace hoy exactamente 10 años.
Vitoria-Gasteiz. 31 de enero de 2000. Toda una final de Copa en lunes, a las 21:30h, por exigencias de la televisión. Pero el Araba Arena –todavía se llamaba así, ya que todavía no habían asesinado al político socialista Fernando Buesa- demostró el amor de la capital vasca por el baloncesto llenándose pese a que no jugaba su equipo. No jugaba el Baskonia, sino que lo hacían dos equipos con unos colores diferentes a los que usan hoy: Estudiantes, de rojo por su patrocinador entonces, Adecco. Y Valencia BC, del inmaculado blanco de Pamesa. Pero el mismo espíritu de lucha y superación con el que se cruzarán ambos clubes en cuartos de final en el Bilbao Exhibition Center en 18 días. Los valencianos llegaron a esta cita como líderes de la liga ACB, y superaron a Unicaja Málaga en cuartos y en un ajustadísimo partido al FC Barcelona. Por su parte, el Estu se había clasificado en el cuarto puesto, y había superado en cuartos al anfitrión, y tercero en Liga, el Baskonia; y en semifinales al segundo clasificado de la ACB, el Caja San Fernando. Ya que se habían puesto, los colegiales también superaron al líder de la liga. 73-63, con un excepcional Alfonso Reyes, jugador más valioso de la final con sus 26 puntos. En el libro “Club Estudiantes. 60 años de baloncesto” se recuerdan así parte de las celebraciones. “A la salida del pabellón, pese al infernal frío que caracteriza a “Siberia-Gasteiz”, los dementes bloquearon la salida del autobús de los jugadores despojándose de sus pantalones y mostrando sus traseros. En el interior del vehículo, la plantilla “disfrutaba” tan dantesco espectáculo mientras la Copa yacía rota en el primer asiento.
Tantos meneos y paseos de mano en mano que se llevó el pobre trofeo le dejaron tullido para siempre, ya que todavía se notan los desperfectos.
Desperfectos de los que “culpaba” Shaun Vandiver a Alfonso Reyes, en castellano pero con su particular acento de Colorado, al grito de “¡La copa está rota!”, y el resto de la plantilla al pívot estadounidense. “Robocop” había levantado su propia Copa, la de Jugador Más Valioso, y esa llegó impoluta a Madrid… Mientras tanto, el cielo vitoriano era adornado por un espectáculo de fuegos artificiales… cortesía de la afición valenciana. “Habremos perdido, pero no nos los vamos a llevar de nuevo a casa. Felicidades”. Un bonito detalle. Mientras tanto, en Madrid, apenas media hora después de que concluyese la final, la ‘Fuente de los Delfines’ ya empezaba a recibir las primeras visitas en forma de baños y cánticos. La ocasión lo merecía. Ahora eran los alumnos del Ramiro, los que por edad no habían podido desplazarse a Vitoria, los que encabezan las celebraciones de las cerca de 2.500 personas que se juntaron en la plaza de la República Argentina y cortaban el tráfico. Y aunque en Madrid no haga tanto frío como en la capital vasca, el mes de enero no es muy propicio para los baños al aire libre en la meseta castellana. ¿Qué más da? El equipo de tu colegio no gana títulos todos los años, precisamente. “Somos el primer equipo de Madrid”.”