Nacho Azofra, “Nachocho”, sufre el mismo mal que muchos otros ex jugadores de Asefa Estudiantes: cuando le hablas de recordar la Copa primero le viene a la mente la de Granada 1992. Imaginamos que por esa idealización que tenemos todos con respecto a las cosas que hacemos con veintipocos años. Pero en cuanto ordena sus ideas («no, hombre, la de Vitoria», –«¿Joder, ya hace diez años?»), el genial base colegial durante casi dos décadas recuerda perfectamente aquellos tres días en Vitoria-Gasteiz. “Jugamos una Copa de lo más completa. Competimos contra equipos muy buenos, y los tres partidos fueron sin finales ajustados, imponiendo nuestro juego”. De aquella plantilla, en la que de los diez jugadores nacionales, nueve habían pasado por las categorías inferiores de Asefa Estudiantes y la pareja de americanos casi parecía nacida en Prosperidad más que en Colorado e Indiana, recuerda que “todos jugaron bien, y todo el mundo aportó”.
Pone como ejemplo que, ante la gripe que sufrió Carlos Jiménez, “asumieron más protagonismo los teóricos suplentes, Aísa y Robles”. También destaca el papel de “Alfonso Reyes, que fue el MVP de la Copa y entonces era indiscutible en la selección, pero también su hermano Felipe que estaba en su primer año en el primer equipo y se fajó muy bien, el papel de Shaun (Vandiver) y Chandler (Thompson)…”. “Había muy buena química en el grupo, eso está claro”, recuerda Nacho. TRES DÍAS, TRES VICTORIAS Al contrario que en otros clubes, que a veces parecen culpar al hecho de que les toque jugar tres días seguidos en la Copa de sus repetidos fracasos a la hora de conseguir el título, Azofra recuerda que precisamente eso fue lo que sucedió al Asefa Estu hace 10 años. “Jugamos los tres partidos seguidos, así que no hubo tiempo ni de pensar. El cuerpo técnico nos dio las cosas hechas. Nosotros sólo tuvimos que llegar, y competir, competir y competir”. UN HITO Para un club como Asefa Estudiantes, un título no es algo demasiado habitual. En 63 años de historia sólo se han conseguido tres copas. “En el mismo momento en que termina el partido, incluso durante, te das cuenta de lo importante que es algo así”, recuerda Nacho, que como capitán fue el encargado de levantar la Copa y ofrecérsela a la afición. “En aquellos años estábamos más acostumbrados a rozar los títulos, a estar siempre ahí compitiendo, que a ganarlos”, analiza Azofra. “Por eso la Copa, y más cuando te encuentras a gusto jugando y las cosas salen, se disfruta tanto en la pista jugándola como después con los aficionados”. UN LUNES DE FIESTA
Sobre la celebración, Nacho nos deja pocos detalles. “La final fue en lunes, así que en Vitoria estaba todo cerrado. Lo celebramos con una cena en el propio hotel, y eso sí, la fiesta duró hasta por la mañana”. No se le olvida qué les esperaba en la dura mañana siguiente. Su colegio de toda la vida, volcado con sus nuevos héroes: “el Ramiro ese día cerró para esperarnos, no hubo clase, y todos estábamos encantados”. Ahora, 10 años después, Asefa Estudiantes afronta una nueva participación en la Copa, tras cinco años sin conseguir clasificarse y una complicada travesía por el desierto. ¿Qué opciones tenemos? Preguntamos a una de las pocas personas que puede presumir de haber ganado no un título, sino dos, con un club donde los títulos se prodigan poco, así que sabe de qué va la historia. “Las circunstancias son muy distintas… pero la ilusión aquí siempre es la misma”, sentencia. Palabra de Nacho.
Santi Escribano
clubestudiantes.com