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25 años del mágico 92 (5): Prórroga en “La Mano de Elías”

6 abril 2017

Hoy hace 25 años que comenzó la eliminatoria europea más importante de la historia de Estudiantes: los famosos cuartos de final contra Maccabi. Una historia que, como todas, tuvo un comienzo: en plena resaca copera, tocaba visitar uno de los pabellones más calientes de la Liga Europea: el de Maccabi Tel Aviv. Un equipo inolvidable al que muy pronto podrás volver a ver en Madrid. 

25 años del mágico 92 (5): Prórroga en “La Mano de Elías”

Hace hoy 5 lustros, el 12 de marzo de 1992, comenzaba en Tel Aviv la que probablemente sea la eliminatoria europea más importante de la historia del Club Estudiantes: los cuartos de final de Liga Europea contra el sempiterno campeón hebreo, el Maccabi.

El descaro estudiantil contra la experiencia de uno de los equipos más laureados del baloncesto a este lado del Atlántico… ¿y cómo acabó el primer asalto? Así lo cuenta Alonso de Palencia en el libro “Club Estudiantes. 60 años de baloncesto”.   Casi sin tiempo para disfrutar de los agasajos, el equipo del Ramiro puso rumbo a Tel Aviv, donde se iba a disputar el primero de los encuentros de la serie, en el mítico pabellón hebreo Yahd Eliyahu (“La mano de Elías”, es decir, la mano de Dios). El primer susto lo dio un jugador colegial (de cuyo nombre no queremos acordarnos) al que le costó mucho (es decir, se le hizo muy cuesta arriba, muy arriba, muy cuesta), levantarse temprano después de las celebraciones coperas para coger el autocar hacia Barajas, ante el nerviosismo de los técnicos y directivos que querían matarlo cuando lo vieron llegar con evidente apariencia somnolienta.   Anécdotas aparte, el 12 de marzo Estudiantes jugó en Tel Aviv un excelente partido, y si finalmente no se ganó fue más que nada por el mayor temple de los israelíes en los momentos finales. Ante las bajas prestaciones de un Herreros todavía convaleciente de un tobillo surgió un espectacular Aísa (20 puntos) para poner las cosas en su sitio, creando muchos problemas en defensa a la estrella local, el escolta Doron Jamchi.   El duelo anotador entre el macabeo Mike Mitchell y el colegial Winslow rayó a altura NBA, con 28 puntos para el primero y 32 para el segundo. Pablo Martínez y Azofra mantuvieron el tipo ante Goodes y Motti Daniel, mientras que Pedro Rodríguez (muchos minutos en la pista por los problemas de faltas de Orenga) y John Pinone se fajaron en ambos tableros ante los Mercer, Vargas y Henefeld.   El empate a 90 de los cuarenta minutos reglamentarios dio paso a una prórroga en la que Estudiantes acudió mermado, con Rodríguez y Reyes de pareja interior,  con unas decisiones arbitrales que barrieron de lo lindo para casa. Pese a todo, el Estu logró ponerse por delante (96-97) con una canasta de Winslow, pero Mike Mitchell pidió el balón para marcarse un electrizante costa a costa y anotar, arabesco incluido, una bandeja que puso el definitivo 98-97 en el marcador. Aún tuvieron los colegiales seis segundos para intentar un postrero lanzamiento, pero el pase de béisbol de Azofra desde su propia canasta hacia Alfonso Reyes no llegó a su destinatario y los hebreos bailaron con el balón hasta que sonó la sirena.   Dos días más tarde en Madrid, y una semana después del triunfo copero en Granada, los colegiales fueron honrados con el pasillo de los campeones efectuado además muy deportivamente por el mismo equipo al que habían arrebatado el título, el CAI Zaragoza. Pero los maños enseguida demostraron que la buena educación no está reñida con la ambición y salieron a por todas desde el inicio, comandados por su capitán, el gran Fernando Arcega. Miguel Ángel Martín tuvo que solicitar su primer tiempo muerto apenas iniciado el encuentro no tanto por el parcial encajado, 0-7, pero sí por la inoperancia de sus hombres. Aísa y Winslow comandaron la reacción de los de casa, aunque la buena noticia estuvo en la recuperación de Herreros (27 puntos), que parecía dejar atrás su mala forma de los últimos encuentros.   La victoria ante el líder de la ACB (75-62) dejaba a Estudiantes listo para afrontar lo que se preveía como dos batallas campales de significativo grado para el Club, tal vez los dos partidos más importantes que los colegiales han disputado en su historia.