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25 años del mágico 92 (7): Los dementes del Ramiro se dirigen a Estambul…

11 abril 2017

…para ver al Estudiantes conquistar la “fainal fur”. Con ese soniquete se preparaban para viajar a la ciudad turca hace 25 años el millar y medio de aficionados colegiales que acompañaron al equipo en el momento más grande de su historia.

25 años del mágico 92 (7): Los dementes del Ramiro se dirigen a Estambul…

Hace 25 años en la madrileña calle Serrano, antiguo número 127, los nervios eran la tónica generalizada. Aquel era el nerviosismo de la ilusión, el nerviosismo de “la primera vez”, el nerviosismo de estar preparando un viaje en el que, pasara lo que pasara, se iban a escribir las páginas más gloriosas de la historia del club. Un nerviosismo que… mola.

Y es que en abril de 1992 toda la familia estudiantil se estaba preparando –sin descuidar la liga ACB en la que se caminaba con paso firme- para la Final a Cuatro de Estambul, a la que se habían clasificado un mes antes eliminando al Maccabi de Tel Aviv en un partido épico.   Hasta millar y medio de aficionados, con la Demencia en cabeza, iban a viajar a la ciudad turca, en unos tiempos, recordemos, en los que eso de las aerolíneas “low cost” y el “turismo para todos” era cosa de película de ciencia ficción.
¡LA OTRA PUNTA DE EUROPA!  Una época tan cercana y tan lejana a la vez en los que hablar de ir de viaje a Turquía no era precisamente el fin de curso habitual sino más digno de inspirar novelas como la que publicaría al año siguiente Antonio Gala (y no consta que fuera basándose en ninguna vivencia de los dementes en la F4…); y encima con Europa desangrándose en la cruel guerra de los Balcanes.   Teniendo en cuenta, además, que buena parte de la masa social estudiantil que no quería perderse ni por asomo este hito eran los jovencísimos dementes alumnos del Ramiro de Maeztu… se complicaban más las cosas. “Papá, dame dinero para ver al Estu en Estambul” no es una frase que sea bien recibida en ningún hogar: no lo es hoy, pues para serlo hace dos décadas.   FINANCIACIÓN CON INGENIO
Rifas y sorteos, venta de camisetas y… sí, también, pedir dinero no solo a los padres sino al propio club, al patrocinador –Caja Postal empezaba entonces a formar parte del holding Argentaria y con ese nombre se competiría en Estambul, y se rascó el bolsillo- e incluso… ¡a los medios! Se cuenta que el que entonces era el periodista más influyente de la radio deportiva donó un millón de pesetas para la causa. Y Forges, el conocidérrimo dibujante ramireño, se curró el dibujo con el que ilustramos este artículo.  


  Así fueron los días previos a la Final Four de Estambul, según los cuenta en el libro “Club Estudiantes. 60 años de baloncesto” Alonso de Palencia.   Al día siguiente certificarse la clasificación para Estambul, todas las personas del Club comenzaron a preparar el que sería gran desembarco de aficionados colegiales en la ciudad del Bósforo. La inmensa mayoría de dementes le robó horas a los estudios, a la familia y al sueño para acometer un proyecto de gran envergadura, para lo que contaron con todo el apoyo del Club y del Instituto.   Antes de viajar a Estambul, Estudiantes se deshizo en el play-off de octavos de final de un combativo pero estéril Valvi Girona, en el que destacaron los dos grandes partidos realizados por su cañonero balcánico, Dusko Ivanovic (29 puntos en el primero y 31 en el segundo). El primer encuentro, disputado en el Palacio de los Deportes, Pedro Rodríguez jugó los minutos de Orenga y ocupó su papel a la perfección (18 puntos y 13 rebotes) para alcanzar la victoria ante el conjunto entrenado por Julbe (87-79). En Girona, Herreros y Pinone contrarrestaron el trabajo de Ivanovic y elevaron el marcador hasta un 83-89 que dejaba más de una semana de descanso al equipo de cara a la preparación de la semifinal europea.   Comprado así el billete para Estambul, la FIBA decidió cambiar las normas inicialmente previstas y no habría sorteo para las semifinales: no quería dos equipos españoles en la final y decidió enfrentarlos en semifinales, un sistema injusto que además se perpetuó, por mucho que atentara contra la igualdad de oportunidades.   Así que, una vez más, Estudiantes y Joventut se enfrentarían por un puesto en la gran final. La otra semifinal la iban a disputar el Partizán de Belgrado y el Phillips de Milán. Curiosamente, como pueden todos los lectores comprobar, los cuatro equipos habían jugado en el mismo grupo de clasificación, y Estudiantes, salvo al Joventut, los había vencido al menos en una ocasión.   El viaje a la gran urbe turca lo realizó Estudiantes en un vuelo charter que dio problemas en Barajas, porque los madrileños tuvieron que desembarcar una vez que ya estaban esperando a despegar, debido a que la torre de control comunicó que no había espacio aéreo. Lo peor fue que el retraso conllevó que ese día no se pudiera entrenar. Juan Antonio Orenga viajaba con un pie dañado, aunque una ecografía indicó que la cosa no era grave y podría jugar caso de estimarlo oportuno su técnico. Con la plantilla viajaron Pablo Rodríguez y Gonzalo Martínez, jugadores del equipo júnior.   Lo mejor de todo fue la presencia en Estambul de más de millar y medio de dementes,11 todos a una, coreando esta canción que se compuso para la ocasión y que se ha de cantar al ritmo del famoso anuncio publicitario de Las muñecas de Famosa:   Los dementes del Ramiro se dirigen a Estambul, para ver al Estudiantes conquistar la fainal fur. Y el Cura, desde el banquillo, nos bendice porque es un pillo. Esta tarde es una juerga, saquemos todos la verga: vamos a echarle cojones y este año ¡campeones!   El Estudiantes fue al final el equipo que más aficionado llevó a Estambul. La Demencia se portó una vez más con su equipo y acudió en la masa a la ciudad: 1 500 personas animaron a los colegiales en la Final Four. Los hinchas del equipo madrileño llegaron en masa a Estambul, a última hora de la tarde, vía Belgrado volando con las líneas aéreas yugoslavas, coincidiendo con la crisis balcánica.   Así que el día más republicano del año, ambos conjuntos españoles se dispusieron a celebrar su semifinal en el Abdi Ipekçi. Estudiantes lució en Estambul, con permiso de la FIBA, un nuevo logotipo en la camiseta: el de Argentaria, su patrocinador para la siguiente campaña, que también había puesto un dinero extra en esta campaña para cubrir unos gastos como aquellos, totalmente imprevistos a principios de temporada.