El inicio de las obras del Magariños en el mes de febrero obligó a que todos los equipos de MMT Estudiantes se buscaran otro sitio para entrenar. Con los equipos más pequeños no suponía demasiado problema: La Nevera, La Piscina y el resto de canchas del Ramiro de Maeztu están en perfecto estado de revista, y simplemente tocaba apurar un poco más los horarios para cuadrar todas las sesiones . El equipo de Liga Femenina 2 y el de L iga EBA, es decir, los dos seniors del Club Estudiantes, se mudarían tanto para entrenamientos como para sus partidos oficiales a las instalaciones de INEF en Ciudad Universitaria. Y el equipo ACB, que hasta el momento entrenaba en el Ramiro salvo los dos días previos al partido que disputase como local en el Telefónica Arena debía buscarse la vida para encontrar una cancha donde entrenar que reuniese las condiciones necesarias para un equipo profesional.
En teoría y en condiciones normales el MMT Estudiantes debería haber entrenado durante toda la temporada en el Telefónica Arena, que es su cancha de juego y como así hacen todos los equipos de la Liga ACB. Pero fue un capítulo más del conflicto que mantiene Estudiantes SAD con Madrid Espacios y Congresos por la ruptura unilateral del contrato, que pretende la “expulsión” del club colegial de esta cancha.
Las obras del Magariños supusieron un problema para el día a día, que llegó en fechas navideñas teniendo que entrenar en el mítico pabellón de Pez Volador, gracias a los dirigentes del Club Natación Canoe que hicieron lo imposible para que el Estu preparase su choque ante el iurbentia Bilbao Basket en plenas condiciones .
Después, el equipo que ya dirigía Velimir Perasovic tuvo que mudarse para sus entrenamientos a otra instalación ajena, y compartida con otras muchísimas actividades deportivas: las de Canal de Isabel II , gracias a las gestiones realizadas por de la Comunidad de Madrid . Esto creaba no pocos conflictos, solucionados en la mayoría de los casos con la máxima profesionalidad por los empleados de este polideportivo, pero no deja de crear anécdotas.
Como por ejemplo, las malas caras de las señoras y otros usuarios del gimnasio cuando en la primera semana de entrenamientos del Estu se encontraban con que tenían intención de usarlo también esos 12 tíos altos vestidos de azul. A los de Velimir Perasovic les tocó cambiar sus habituales horarios de entrenamientos para adecuarse a los que proponía la instalación. En este apartado, no podemos olvidar agradecer a los dirigentes del Canal de Isabel II, los grandísimos esfuerzos que realizaron para que los colegiales pudieran utilizar la cancha y sentirse realmente como en casa, ya que al ser una instalación municipal, las actividades ya estaba organizadas desde principios de septiembre y llegaron incluso a suspender actividades o trasladarlas de instalación con tal de ayudar al MMT Estudiantes a salir de los puestos bajos de la clasificación.
La estancia de MMT Estudiantes en el Canal de Isabel II se puede calificar de sobresaliente. En primer lugar por el trato recibido por sus empleados, que en todo momento se desvivieron por hacerle un hueco al Estu. Y en segundo lugar porque encontrar una instalación en Madrid que tenga unas características concretas para un equipo profesional (pista de parqué, canastas ancladas al suelo –aunque se utilizaron las del Magariños-, vestuarios grandes, sala para atender o tratar a los jugadores, sala para ver vídeo o simplemente un simple almacén), no es nada fácil. Y la Comunidad de Madrid lo consiguió. Pero si hay un pero en los cinco meses que el MMT Estudiantes estuvo en Canal fue la espectacular catarata de agua que cayó durante un entrenamiento…
O lo que es lo mismo , un día de estos con el tiempo loco que nos ha dado esta primavera , cuando cayó una impresionante tromba de agua sobre la ciudad de Madrid. Y bien parecía que el epicentro fuera el polideportivo del Canal de Isabel II, o que haciendo honor a la empresa propietaria de la instalación se apuntara al reto del agua… porque en aquel entrenamiento parecía que llovía más dentro de la pista que fuera. El peso del agua concentrado en el tejado del pabellón, cedió al taponarse los sumideros y el agua empezó a caer en la pista en plena sesión de entrenamiento. El equipo continuó la última media hora entrenando en un solo aro, mientras el resto del cuerpo técnico (delegado, médico, preparador físico, trainer y utillero junto con el bedel del pabellón) achicaron el agua que cayó en la pista. De no ser por su intervención, el parqué habría quedado inutilizable y lío a la vista: habría que haber buscado otro pabellón, el cuarto, con la temporada más que empezada y el equipo necesitado de tranquilidad.
(Mañana miércoles, segunda parte de «El equipo errante»)
FOTO: Kike Díaz