
Todavía no hemos despertado del sueño pero ha llegado el momento en que no sabes si los sonidos que oyes son reales o soñados, la luz que entra por la ventana empieza a incomodar y el ruido de los coches en la calle nos empieza a devolver a la realidad.
El campus se acaba. No se ha acabado, pero no queda mucho. La decimoquinta edición de “la cima del baloncesto” ha sido, en sus dos turnos, extraordinaria. Hemos culminado con la gymkana, que terminó con una guerra de globos de agua sin trincheras. Los últimos entrenamientos han servido para comprobar que algunos conceptos colectivos se habían asentado. Después de comer, por la tarde, sólo hubo baloncesto. 5×5 con varios equipos mezclados incluido el equipo de entrenadores, que mantuvo su pista inexpugnable. Con cara de cansados pero con actitud de inmortales afrontamos el all star. Una selección de jugadores de los equipos mayores contra los entrenadores. Previo al partido un pequeño homenaje a tres jugadores que no han podido realizar las últimas sesiones. David, Borja y Miguel han hecho un simbólico concurso de triples a la pata coja del que salió vencedor Borja del grupo B. después el partido. En este turno la igualdad se ha mantenido hasta el final pero la mayor experiencia de los entrenadores ha decantado el marcador en las últimas jugadas.
Pablo Borrás, director de este turno, ha explicado el funcionamiento de las últimas horas de campus y ha dado paso a la entrega de las carpetas por parte de los entrenadores a los jugadores. Diploma, informe técnico-táctico, informe físico, test arbitral y las fotos. Los jugadores lo comentan mientras realizan la última subida al albergue. Hoy se hace antes de lo habitual porque debemos terminar las maletas. Los jugadores empiezan a parecer murales con las firmas de aquellos con los que han pasado mejores ratos grabadas casi a fuego en la piel. Fotos, cuentas de correo electrónico, tuenti, twitter, facebook. Cualquier canal es bueno si se trata de mantener el contacto con la gente con la que has compartido aproximadamente 175 horas. Una convivencia intensa y placentera puesto que en cada instante de campus pasan cosas, buenas sin duda.
Después de cenar y terminar de preparar las maletas bajamos a la velada. Hoy es más difícil llenar las maletas. No porque la ropa vaya mal doblada o las zapatillas colocadas sin orden. Las maletas van a reventar de recuerdos. En una semana se almacena mucha nostalgia en la mente. Algunos de esos recuerdos están a flor de piel y otros irán dejándose ver según pasen los días. Van en la maleta, allí donde se queda perdida una muñequera, viajan los recuerdos de los primeros días. En la velada de hoy hemos podido contemplar los vídeos que cada grupo elaboró en el taller de Calixto. Después el mejor de los monólogos, de Javier Alonso, del grupo C nos ha divertido. Pero es que este chico es una caja de sorpresas en la que puedes encontrar una habilidad sorprendente para bailar. Él es especialista en un estilo de baile libre que desarrolla con una base de música electrónica y nos ha dejado a todos boquiabiertos. Después Noelia ha coordinado el flashmode con todos los jugadores del campus. 192 jugadores bailando a la vez impresiona. Al terminar, un rato de “recreo” acompañado por la música. Las baterías de las cámaras de fotos echando humo, poses de varios grupos, casi todos buscando a los entrenadores, entrenadoras, monitores y monitoras. Algunos, los más peques, emprenden el camino a la cama sin necesidad de obligarles. Están cansados. Un poco más tarde de lo habitual se apaga la música. Es un momento simbólico puesto que hasta dentro de un año menos dos semanas no volveremos a escucharla.
El camino a la cama de hoy es ese momento que odias. No por el hecho de ir a descansar, que todos necesitamos, sino porque sabes que mañana no hay que ponerse las zapatillas de baloncesto, no hay que repartir batidos ni barritas de cereales, no competiremos. Mañana nos despediremos. La subida a los autobuses que nos llevan a Madrid y las recogidas en el albergue se harán con lágrimas en la cara.
Hemos conocido gente extraordinaria, hemos compartido tiempo con gente conocida que nos hace disfrutar. Hemos estado en el campus del estu. Desde hace 15 ediciones, cuando llega este momento, nos repetimos aquello de “el año que viene ¿nos vemos otra vez, no?”. Cuando escuchas eso de la boca de un jugador sabes que sin remedio alguno el campus, CONTINUARÁ.
Quien esto ha escrito durante los dos turnos de esta edición del campus, Iñigo Marcotegui, entrenador del grupo C en este turno, quiere dar las gracias a todos los que han hecho posible con sus fotos y sugerencias para el blog esta publicación diaria. Pablo Borrás, director; Mariano de Pablos, director técnico, Javier Vicente, coordinador de actividades; Juan Rodríguez, responsable de organización, Óscar Carretero, hombre de apoyo; a los entrenadores: Fito, Diego, Manolo, Jorge, Santacana, Patxi, Javier Cerdá, Borja, Marta Sánchez, Marta Pleite, Samu, Fernando, Dani, Javier Lombardía. Los entrenadores voluntarios Andrés y Natalia. Los monitores Noelia, Gloria, Ana, Inés, Alba, Elena, Alejandro y Calixto. Los árbitros, Gonzalo, Pablo, Paco y Ana; y el cuerpo médico, Carlos, el médico, Mariana y Alicia las fisioterapeutas y Fernando el enfermero. Así como a Santi, del departamento de prensa del club estudiantes que ha editado a primera hora de cada día los textos para que se pudiese seguir la actualidad del campus. Y por último a todos los jugadores del grupo C por una semana excelente: Pablo, Miguel Chozas y Miguel Houghton, Breo, Gilberto, David, Álvaro, Luis, Javier Alonso y Javier de la Hoz, Luismi, Damián, Alejandro, Juanma y Carlos.
Y por supuesto a todos aquellos que han invertido parte de su tiempo en leer este blog, escrito desde la máxima ilusión, muchas gracias.