
Seis días. Llevamos 6 días a 2300 metros de altura.
En ese tiempo pasan muchas cosas. La gran mayoría buenas o muy buenas. Esta jornada no ha sido menos puesto que el flashmode (preparación de una coreografía) dirigido por Noelia nos ha dado un ritmo especial durante todo el día. Algunos entrenamientos se realizan con menos jugadores debido a estados de cansancio propios de tantos días con una intensidad altísima, pero los entrenamientos tienen cada vez mejor calidad puesto que los jugadores se van conociendo y dan un ritmo alto en todas las actividades. Una subida más para comer, la penúltima. Ese paseo cada vez es más divertido porque poco a poco se genera una confianza entre los jugadores y entre éstos y entrenadores y monitores que compensa con diversión la cada vez más empinada rampa que separa el C.A.R.D. del albergue. Te puede pasar que lo compartas con Daniela, Elena y Sofía, del grupo J, las más pequeñas. Es imposible que te aburras con ellas. La alegría del campus. Ni una mala cara, ni una respuesta inapropiada. Al contrario, sin saberlo ellas, bendita inocencia, son capaces de arreglar un mal día a cualquiera. Por la tarde han empezado las competiciones con grupos mezclados de 3×3 y three ball (tiro por tríos). La última actividad que conocemos en este turno es “mar de tierra”. Una presentación hecha por Helena de la realidad medioambiental en que se encuentra nuestro bendito planeta. Por la noche los peques han cogido las mantas y las sudaderas para salir a la calle a aprender a leer el cielo. La estrella polar o el carro son dos de las constelaciones que han conocido. Los mayores han jugado por grupos una adaptación de varios concursos televisivos como Pasapalabra o Tabú. Caras de cansancio en las escaleras camino de las habitaciones. Primeras fotos de recuerdo que recuperar durante el verano y guardar para la eternidad, de una semana increíble. La de hoy es una noche especial para los entrenadores. Hay que terminar los informes y preparar las carpetas en las que los jugadores se llevaran los recuerdos tangibles. Informe técnico y físico, diploma, test arbitral y las fotos de grupo y de todo el campus. Los recuerdos intangibles se quedan en el corazón, allá donde ni siquiera el paso del tiempo los puede borrar. Mañana habrá más que palabras, habrá lágrimas seguro. Pero eso es otra historia.
Iñigo Marcotegui
Entrenador de cantera de Asefa Estudiantes
Hoy es Marcos Sanz del grupo H, quién nos refleja en palabras lo que sale del alma: “Todos tenemos algo en común, el baloncesto. Lo que hace que haya buen rollo en el grupo. Unos venimos del Ramiro, otros del Virgen de Atocha y otros del Brains, etc.… Nos lo estamos pasando genial en el campus. Las actividades son muy divertidas. En una actividad, la del terror, nos lo pasamos genial. Estaba súper bien montado y nos dimos algún que otro susto. En fin, que nos encantó. En otra actividad, la del grafiti, fue una experiencia maravillosa. Nos encanta hacer grafitis. Nos estamos divirtiendo mucho aunque sea duro el campus” MARCOS SANZ