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Se acerca.
Desde el año 1998 estas fechas son de inquietud, de ilusión. Se acaba la temporada pero llega el campus. El principio de la primavera es el pistoletazo de salida a las inquietudes. “¿podré ir?”; “¿querrán llevarme?”. Algunas veces no se saben las fechas hasta pasado el mes de Abril y los entrenadores, monitores y demás personal, sobre todo los que trabajan, empiezan a organizar vacaciones para ir a trabajar al campus. Algunas veces tus compañeros de trabajo te llaman loco por querer coger vacaciones para irte una semana a estar rodeado de chavales, pegándote unos paseos a veces eternos, durmiendo poco y hablando siempre de lo mismo. Yo dejé de intentar explicarlo hace mucho porque la realidad es que es difícil de entender. Entrado el mes de Junio normalmente se empieza a saber en qué turno te ha tocado. Entonces hablas con la gente más cercana para enterarte quien va en cada turno y así intentar compartir habitación con alguien afín. Por supuesto hay que enterarse de quienes son los directores técnicos, quién va en la administración de cada turno, si Juan o Yolanda, o cualquier otra persona. Si Óscar vuelve a ser el hombre de apoyo, fiable en todo momento. No importa mucho, porque lo normal es estar siempre a gusto, pero el gusanillo del campus se pone en marcha con estas inquietudes. Hay un momento crucial. La convocatoria para la reunión previa. Esa en la que te reencuentras con viejos conocidos como Javi, el coordinador de los monitores, al que lamentablemente sólo ves en estas fechas, y todo su equipo con los que hemos compartido ratos de aprendizaje, de diversión, y porque no decirlo, de desencuentros provocados por la intensa convivencia, siempre resueltos gracias al empeño de remar todos juntos en beneficio de unos chavales que durante esa semana nos dan la vida. En la reunión se hacen las presentaciones necesarias para los que debutan. El o la médico, los fisios, responsables de las diferentes áreas. Las preguntas que todos los años se repiten y que incluso suelen hacer los veteranos para que los novatos empiecen a enterarse de donde se meten. La hora de salida (cada año más temprano). Reparto de carpetas. Esa carpeta negra, con el escudo y/o el nombre del Club. Con la lista provisional del grupo asignado. Tanto si lo sabes como si no, la miras. Lo normal es que no conozcas a nadie pero conviene ir sabiendo si son chicos o chicas, o mixto, la edad, alergias, si hay o no cumpleaños… un primer reconocimiento. Y la última arenga. Transmisión de confianza en alerta permanente por parte de los directores. No debemos olvidar que tenemos una responsabilidad grande: transmitir y contagiar de estudiantilismo a un montón de chavales que creen en éllo y creen en nosotros. Por supuesto, como en la primera reunión de hace ya 14 años, el final siempre es: “Nadie se relaja hasta que acaba el campus y el campus se acaba cuando se entrega al último niño a su familia”. En ese momento un sentimiento de ilusión, de nervios, incluso a pesar de la veteranía, de responsabilidad, de Estudiantes, nos invade a todos. Empieza el campus!!!
