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Mucha gente le acabará de descubrir tras el partidazo ante el Real Madrid, pero Daniel Clark lleva dando que hablar en Asefa Estudiantes desde hace ya muchos años. En concreto, desde que en 2003 se presentó en el Campus de Sierra Nevada y sorprendió a todos con su altura y fundamentos. Estaba claro, tan sólo unos meses después ya estaba jugando en el equipo cadete del Asefa Estu.
Procedente de un país donde el baloncesto es tan popular como en España el cricket, sin embargo se ha criado en un entorno donde la canasta es básica: su madre es jugadora y su padre entrenador. Ambos se trasladaron a Madrid, aunque al principio Daniel vivía en la Residencia de Jugadores del Club Estudiantes. “En Madrid estoy muy cómodo, tengo aquí mi vida… está mi familia, tengo un grupo muy grande de amigos…” reconoce el ala-pívot colegial. Canterano con todas las de la ley… pero no “ramireño”. Sus padres prefirieron que ya que se criaba fuera de su país, que al menos continuara estudiando con el modelo británico. “Estudié en un colegio inglés y ya terminé el bachillerato, ahora tengo intención de estudiar algo pero no tengo claro el qué”. La suya es una historia de muchísimo trabajo por llegar a la ACB. Y es consciente de todo lo que le queda. “He aprovechado bien esta oportunidad. Pero no quiero ser tío de un partido, hacer un día un buen encuentro y luego se acabó”, reconoce. Y aunque el de ayer fuera su “momento mediático”, lo cierto es que Clark nunca ha estado alejado de los focos. Nunca ha pasado desapercibido y había muchas esperanzas depositadas en él. Ha sido la imagen del patrocinador de la cantera de Asefa Estudiantes, supermercados Ahorramás. Brilló en el Campus Baloncesto sin Fronteras FIBA/NBA de Treviso en 2005 y en el Nike Hoop Summit. Brilló en los campeonatos de España junior. Internacional con su país en todas las categorías. Y, por fin, llegó al primer equipo. Debut en el Buesa Arena de Vitoria-Gasteiz en 2006. Primer balón que toca, triplazo. Como el de ayer. Pero sin continuidad. Para más inri, el equipo se ponía en una mala situación deportiva… y esas circunstancias hay poco hueco para dejar progresar a los jóvenes. Así pues, cesión al canto mediada la temporada 2006-07. Daniel Clark hizo las maletas rumbo Lugo, para jugar en el Leche Río Breogán. “Lo que más me aportó la cesión fue que allí jugaba más de “cinco”, cuando hasta entonces había estado jugando sobre todo de “cuatro”.”, explica. La situación se repitió la temporada pasada. Este año, tras ir convocado con su selección al Eurobasket de Polonia, pero no disputar ni un minuto, llegaba al comienzo de temporada con Asefa Estudiantes convencido de que sería su año, pero con las inevitables dudas tras la experiencia de los dos años anteriores. Ya dejó muestras de las ganas de comerse el mundo en la jornada 1 en Valencia, en el famoso partido de la gripe A, de la que fue el primero en contagiarse. Pero enseguida volvieron a pintar las cosas como antes. Vuelta al banquillo… …pero llegó su momento. Como casi siempre en la historia del baloncesto, la oportunidad para los jóvenes llega con las lesiones de alguno de los veteranos. En este caso, la de Germán Gabriel. Su triple de ayer contra el Real Madrid no lo olvidará nunca. Ni él ni ningún aficionado estudiantil. “Fue una auténtica locura. No tengo recuerdos claros del momento, me lo he tenido que reconstruir viendo las fotos y los videos”, dice. Acostúmbrese. Ya se ha presentado al gran público. Y no va a ser flor de un día.
SANTI ESCRIBANO
