
Emoción, ilusión, tiempo de magia… pero sobre todo trabajo a tope han sido los ingredientes de estos días. Para muchos ha sido la primera Copa vivida desde dentro. Para otros, una Copa especial por jugar en casa y volverla a disputar tras cuatro años. Lo que sí está claro es que la Copa tiene “un no se qué” mágico… pero que aumenta considerablemente el ritmo de trabajo.
QUE NADIE SE QUEDARA FUERA
Para empezar, las semanas anteriores dos personas trabajaron mañana, tarde y noche para gestionar los abonos, recibir las solicitudes, asignarlos, llamar a las personas interesadas una a una, dividirlos para poder entregar entrada por entrada… Una odisea….
… que apenas unos minutos tras la victoria ante el DKV Joventut viviría su segundo capítulo. El director general ya estaba organizando la petición para avisar en esta web que todo el que quisiera entradas, aunque no hubiera tenido la primera, podría conseguirlo en el Magariños el sábado de 10 a 12. Esto se pudo hacer inmediatamente gracias a las personas que estaban al pie del cañón para contar lo sucedido en el Palacio mientras que el cuerpo les pedía más bien estar celebrando la victoria dando botes.
Seis personas tuvieron que recortar esa celebración la noche del viernes para estar fresquitos y atender a la demanda de los aficionados, fuera la que fuera, a la hora prometida. Dicho y hecho, a las 10:00 de la mañana ya había una gran cola frente a las míticas escaleras del Magata y todo el mundo tuvo su entrada para acudir a la semifinal frente a Unicaja.
MINICOPA EN CASA
Simultáneamente también se estaba celebrando la Minicopa en nuestra casa. No importa. Ya tenía todo atado y bien atado toda la corte de la cantera, la gente de mantenimiento como siempre a destajo y pegándose unos considerables madrugones, atentos a que no faltara un detalle del evento, mano a mano con los trabajadores de la liga ACB.
CONCENTRACIÓN
También estar junto al equipo, compartiendo la concentración en el Hotel Palace, en el día a día, era una oportunidad única. Para quien era nuestra primera copa desde dentro llamaban la atención detalles como que desde el autobús preguntaban los jugadores, cuando llegábamos a los aledaños del Palacio, ¿donde esta la gente, no la oímos? Y al abrirse la puerta, un “¡Es-tu-dian-tes!” de nuestra gente que estaba esperándoles nos puso a todos con los ánimos por la nubes al verles y escucharles.
Y cuando, quedaban 8 minutos para el final del partido ante el DKV Joventut. Se mascaba la tragedia, la Penya se nos estaba yendo en el marcador, y de pronto, muy cerca, como si estuviéramos en el Arena, escuchamos en el banquillo eso de “¡Ahora, ahora, ahora es la hora!” Y todo cambió. Pidió minuto Luis. Gritó las instrucciones, transmitió su visión de la victoria y gracias a estos dos factores, el equipo se vino arriba. ¡Vaya victoria!
ALEGRÍA CONTENIDA
Resultaba también graciosísimo ver cómo les tocaba contener la alegría desbocada a muchos profesionales seguidores o directamente que también trabajan para MMT Estudiantes que en esta ocasión estaban trabajando para la organización de la Copa o para medios en los que les toca ser imparciales… aunque era inevitable el guiño cómplice al cruzarse con ellos tras el partido.
… y si nos ponemos, no paramos de contar historias curiosas de las que rodean a un club como MMT Estudiantes en una competición tan especial como la Copa. Así que nos limitaremos a resumir que, pese al cansancio acumulado ¡el año que viene queremos repetir!