
Y es que lo que ha conseguido este equipo es digno de guardarse en los anales de la historia estudiantil. Los rostros de las jugadoras tras el choque reflejaban aún una mezcla de felicidad e incredulidad por lo que hacía pocos minutos se había logrado.
En los exteriores del pabellón familiares, amigos, directivos y afición se fundían en unos abrazos que ponían de relieve lo que todo el mundo ya sabe: el Club Estudiantes es una auténtica FAMILIA.
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