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La primera vez que Estudiantes y Real Madrid se vieron las caras sobre el parqué (¿parqué? ¿en los años 50? ¡ja!) fue sólo dos años después de la fundación del club del Ramiro, en cancha madridista. Fue el 5 de marzo de 1950, a las ocho de la tarde en el extinto Frontón Fiesta Alegre, en una eliminatoria de la Copa CAVE, una de tantas competiciones ya desaparecidas y el resultado… adivinen. Claro, victoria blanca.
La primera victoria estudiantil en el derbi no llegaría hasta dos años después, en enero del 52, con un tanteo digno de minibasket, 31-29, en liga regional. Y encima con polémica, con el diario Marca acusando a los árbitros de haber perjudicado en el patio del Ramiro a los merengues frente a los hermanos Rodríguez, Laborde, Díaz-Miguel y compañía. Con lo sencillo que habría sido reconocer que fue simplemente la conjunción de casualidades, ya que el Real Madrid tenía jugadores importantes lesionados.
Una vez instaurada la Liga Nacional, de la que el Real Madrid fue el gran dominador durante décadas, el primer derbi se disputó el 31 de marzo de 1957. Con victoria blanca, claro. Pero la primera vez en la que el “Estu” vencería al Real Madrid en máxima categoría sería esa misma campaña, 68-61 en el Frontón Fiesta Alegre que ambos equipos compartían por entonces. Como ven, hay tradiciones como esa de jugar en el mismo recinto que son cíclicas y vienen de lejos, como bien saben también en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid o el Palacio Vistalegre.
Entrada de un derbi en el Frontón Fiestalegre, anterior a la Liga Nacional (1956) |
Una de las tradiciones de los derbis es ver los trasvases de un equipo a otro. Y normalmente, el Estu hacía de Guadalajara y el Real Madrid de Murcia. Pero, aunque nos parezca ahora lo más normal del mundo, no siempre había sido especialmente hostil el recibimiento de la afición colegial a los jugadores que se pasaban “al otro bando”. No ha sido nunca fácil perdonar a los que “traicionaban” el encanto del equipo del colegio para pasar a ser “uno más”, pero se podía comprender teniendo en cuenta que entonces en el Real Madrid podrían ganarse la vida jugando al baloncesto mientras que en el Estudiantes bastante que no les tocaba pagar por jugar.
El jugador que tuvo el honor de llevarse la primera gran bronca por “desertor” fue precisamente Antonio Díaz Miguel, la campaña siguiente, en octubre de 1958 en La Nevera (aun al aire libre). No era el primer “tránsfuga”, pero lo suyo dolió. Había sido de Estudiantes desde siempre, había estudiado y vivido en el Instituto,se le había ayudado como a ningún otro… Ya de paso la entonces recién creada “claque” arremetió contra Capel, que también había fichado por el Madrid ese año, pero era distinto. La cosa acabó con el partido suspendido por invasión de campo, después de que Díaz Miguel agrediera al pívot colegial Borgyla… eso de “anima sin violencia” no es una tradición que venga de los años cincuenta, no. El mal trago de los Martín, Antúnez, Herreros y demás décadas después, un juego de niños.
Antonio Díaz Miguel, el segundo por la derecha arriba en su última temporada en el «Estu» , fue el primer «fugado» que recibió la gran bronca del respetable colegial. |
Una tradición que no ha tenido precisamente continuidad, es la de ganar títulos al Real Madrid. Básicamente, porque la tradición de ganar títulos no está muy arraigada en Serrano 127. En el año 1963, Estudiantes ganó su primera Copa, entonces del Generalísimo, en San Sebastián. Tras vencer a Unquinesa de Bilbao y Picadero de Barcelona, en la final del Frontón Urumea se las vería con el eterno rival. Un genial José Ramón Ramos, con 26 puntos, fue el mejor de los colegiales en aquel primer título para las siempre escasas vitrinas del Ramiro. 94-90, y fiesta por todo lo alto en el Instituto.
Al año siguiente, también en Copa, llegaría la victoria más abultada de Estudiantes ante su eterno rival de la larga historia de los derbis: 52 puntos de renta en el partido por el tercer y cuarto puesto de aquella edición del torneo del KO. Un increíble 114-62 en unos tiempos en los que, recordemos, no existían los triples.
Otra tradición, quizá no muy políticamente correcta en los tiempos que corren, es la de, ya que las opciones reales de Estudiantes de ganar los títulos suelen ser escasas, pues al menos hacer lo posible por que no los gane el eterno rival. El mito viviente de los banquillos y despachos madridistas, Pedro Ferrandiz, aún no perdona a Estudiantes, a su furibundo público de La Nevera, y sobre todo, a Emilio Segura por quitarles la única liga que no se llevó el Real Madrid entre 1960 y 1977.
Contar toda la leyenda que rodea aquel 15 de marzo de 1967 da para un libro (o para un capítulo entero…), así que lo resumiremos en que en la última jornada de liga al Real le bastaba con ganar en La Nevera para lograr un nuevo título, pero al vencer Estudiantes contra todo pronóstico por obra y gracia de “la canasta” de Emilio Segura, aquel 77-75 daba el campeonato al Joventut. La prensa catalana de la época, antes del partido, llegó a insinuar que Estudiantes se dejaría ganar para favorecer que su vecino se llevase el título… ¡qué poco conocían el espíritu del Ramiro!
Estalla la euforia en La Nevera tras dejar al Real Madrid sin liga (1967) |
Que Estudiantes elimine al Real Madrid en alguna competición es de por sí un hecho histórico que para los aficionados supone una grandísima satisfacción por sí misma. Pero ¿y si “cargarse” al eterno rival es el paso previo para un título? Es lo que sucedió en la legendaria campaña 1991-92 en la Copa, ya del Rey, disputada en Granada. El “Estu” de Pinone, Winslow, Azofra, Orenga y compañía llegaba en su peor momento de forma de la temporada a la ciudad andaluza, y encima con Nacho Azofra lesionado.
El primer paso de aquel segundo título de Estudiantes fue precisamente vencer en cuartos de final al Real Madrid, con un jovencísimo Juan Aísa en la posición de “uno” como héroe del partido. Más recientes son los cuartos de final de la liga ACB 2003-2004 en los que la primera víctima de la primera final de Estudiantes fue precisamente el Real Madrid… pero no adelantemos acontecimientos.
Otra de las ocasiones en que Estudiantes celebró dejar en la cuneta al Real Madrid fue hace ahora diez años, en la temporada del Cincuentenario. La suerte quiso que “Estu” y Real se cruzaran en la segunda fase de grupos de la Euroliga, y los colegiales fueron verdugos indirectos. En uno de los partidos venció el Real, en otro el Estudiantes… En la última jornada, estaba en juego cual de los dos equipos de la capital pasaría a la siguiente fase en el cuarto puesto del grupo.
El Real Madrid se la jugaba en Salónica contra el PAOK, y el Estu en el Palacio de los Deportes de la Comunidad contra el eliminado Limoges. Los blancos perdieron en Grecia y dejaban en bandeja al Estu la clasificación… Pero el Estu, por seguir a lo suyo, se complicó mucho la vida. Pero al final, el equipo que entonces dirigía Pepu Hernández y en cuyas filas había gente como Glenn Whisby, Chandler Thompson, Nacho Azofra o Carlos Jiménez lo logró. Alegría propia acompañada del mal ajeno. Está feo decirlo, pero supo a gloria.
No serían las últimas veces que el Estudiantes plantara cara al Real Madrid… con éxito. Que cara le han plantado casi siempre. Hablamos del inicio del siglo XXI, tan cercano y lejano a la vez y que probablemente no haga falta recordar a nadie. Pero de eso hablaremos mañana.
Juan Aísa, héroe inesperado en Granada´92 (foto cedida por Gigantes) |