
MMT Estudiantes está de aniversario, y para celebrarlo, entre otras cosas, desde el próximo día 11 de febrero saca a la venta el libro «Club Estudiantes, 60 años de baloncesto», que a lo largo de mil páginas en dos tomos repasa la historia del club colegial. Para ir abriendo boca, clubestudiantes.com publica otro par de fragmentos.
FRAGMENTOS DEL LIBRO “CLUB ESTUDIANTES, 60 AÑOS DE BALONCESTO”, editado por la Fundación Estudiantes.
Autores: Felipe Sevillano (coordinador), Carlos Jiménez, Alonso de Palencia y Santi Escribano.
1963 CELEBRACIÓN DEL TÍTULO DE COPA
Juan Martínez Arroyo cuenta que el triunfo [en la final de Copa de 1963] ya se festejó en el hotel donde se alojaba el equipo, al que hubo que volver para ducharse y cambiarse porque en el frontón no había vestuarios. Tras un pesadísimo viaje de regreso en un autocar bastante desvencijado y por aquellas carreteras estrechas que atravesaban por el centro de pueblos y ciudades, llegaron entonces al Ramiro. El célebre base colegial no puede olvidar a los entusiastas llenando la pista del equipo, aplaudiendo, coreando sus nombres, insistiendo en pasearles en hombros:
Fue muy emotivo porque no nos lo esperábamos. Luego nos invitaron en el bar que estaba en el sótano del Ramiro y regentaba Petra, una señora muy amable, que se encargaba de la limpieza también. Allí nos dieron una comida incluso con langosta: ¡era la primera vez que comía langosta en mi vida!
El Magariños, a puntito de estrenarse |
1970: ESTRENO DEL MAGARIÑOS
El primer partido de la temporada 1970-71 se jugó ya en el Polideportivo Antonio Magariños, nombre que tardó algún tiempo en ser del dominio público ya que los periódicos se limitaban a consignar: `Pabellón Estudiantes´. El estreno, ante un rival tan modesto como el Águilas de Bilbao, despertó poca curiosidad y apenas se completó la cuarta parte del aforo. La Federación Castellana homenajeó en el intermedio del partido a José Hermida, y el presidente del conjunto vasco, Paco Díez, entregó a su émulo estudiantil un trofeo como recuerdo de ser el equipo que estrenaba el recinto. El partido se disputó el 11 de octubre, con tiempo bastante bonancible, pero se encendieron los calefactores de infrarrojos, quizá para presumir de que aquello ya no era la Nevera. Pese a la flamante calefacción, los fríos días de invierno se sigue pasando un frío que ni los tubos logran mitigar. La nueva pista fue celebrada en los periódicos de Madrid con calificativos entusiastas “Fantástica, comodísima, extraordinaria…”