Se acabaron las conjeturas, el pensar sobre qué se apoyará cada parte de la nueva instalación, hasta donde llegará la pista, el buscar parecidos (¿quién dijo hipódromos, corrales y demás zarandajas?)… esto ya vuelve a ser una pista de ba-lon-ces-to, como diría cierta persona con barba, una de tantas que han aprendido a amar este deporte dentro del “Magata”.
La pista llegará, como bien muestran las fotos, hasta el mismo borde de la grada de hormigón. Ya podemos ver perfectamente el tamaño que tendrán las nuevas pistas. Cuando queramos darnos cuenta, el ruido que volverá a invadir Serrano 127 no serán los martillazos, la grapadora y los golpes varios que genera toda obra, sino de nuevo los balones botando, las botas de basket chirriando y los entrenadores dando voces.