Otra vez era la misma historia para Germán. Con 23 años la etiqueta de “Júnior de Oro” del 99, uno de los tres que tenía Unicaja no le garantizaba nada y ya había le había tocado demostrar su valía lejos de Málaga en dos ocasiones: en Ourense y en el Ramiro. Convenció en ambas plazas, y se ganó su regreso al club de Los Guindos, donde parecía que sería uno de los pilares. Pero en 2004 en aquel proyecto pensado para ganarlo todo (y se ganó…) no había sitio para él.
Otra vez a hacer las maletas. Cargadas de sueños y sobre todo, de ganas de reivindicarse como lo que hoy nadie duda que es: una estrella ACB. De la Costa del Sol a la ría de Nervión, Germán Gabriel firmó por un club recién ascendido pero ambicioso, muy ambicioso. El Bilbao Basket Berri, entonces patrocinado por Lagun Aro, había logrado en solo cuatro años pasar de la nada a la liga ACB. El conjunto que entrenaba Txus Vidorreta salvó la categoría sin excesivos problemas (14º) con gente como Richard Scott, Javi Salgado, Fred Weis… y un Germán Gabriel que se salió del mapa con un auténtico temporadón. REIVINDICACIÓN EN BILBAO
Jugador del Mes de noviembre, una vez jugador de la semana, tres veces jugador nacional de la semana (un galardón que ya desapareció porque se lo llevaba siempre Navarro)… con 13 puntos, 5 rebotes para una valoración media de 14 por partido. La mejor de su ya larguísima carrera como profesional, aunque a él eso le interese poco. Y seguro que si de aquellas alguno por la capital vizcaína decía “y en menos de 10 años, jugamos Euroliga”, le dirían “ya estás con la bilbainada”. Pero nada, que ahí están, jugando contra Olympiacos, Cantú o Fenerbahce Ulker… cuando no hace tanto que jugaban contra Guadalajara, Tenerife o Huelva. “Es un Bilbao Basket distinto a aquel en el que jugué” analizaba el pívot malagueño, “ha cambiado bastante”. El domingo Germán Gabriel volverá a estar a orillas del Nervión con ganas no de lucirse él, que eso le da igual, sino de llevarse una victoria para su equipo. El Gescrap Bizkaia no es ese Lagun Aro Bilbao Basket. El moderno Bilbao Arena no es aquel coqueto pero vetusto pabellón de La Casilla. Pero es que Germán ya no es aquel chavalote con ganas de reivindicarse, sino uno de los líderes veteranos de un equipo repleto de eso precisamente, de chavales. Pero seguro que los aires del norte volverán a sentar bien al malagueño. Porque siempre nos quedará Bilbao.