Si es que alguien se acuerda de mí, me llamo Carlos Díaz y también me llamaban “Compu”, como me bautizó Fernando Calvo, el sempiterno seguidor de Estudiantes, y eterno paseante de los patios del Ramiro, animando y estableciendo siempre amigable conversación con el baloncesto por tema.
Fui alumno del Ramiro entre los cursos 1.959-60 y 1.968-69. Les contaré algunas vivencias, no como jugador, que de eso apenas intervine como infantil.
Me acuerdo de las ligas internas de minibasket, en el Ramiro, que para los de 3º de bachillerato (ahora equivaldría a 1º de ESO) se jugaba en campo grande. Como entrenador, lo hice como tal en el año 1.969, de los alumnos de un grupo de 3º de bachillerato (Pablo Astorga, Daniel Mombiedro, José y Jesús Piña, Lagares, Rubio, Sánchez Romero y no me acuerdo de más nombres) teniendo como rival en otro equipo al inolvidable Pedro Losada, luego entrenador del Dribling. Aquella competición interna la organizaban Trigueros y Bretón.
Dos años después, 1.971, pasaron a organizarla los hermanos Agüero, Jesús y Angel, dejándome a mí la dirección de la competición del 3º curso.Después, sin padrino alguno, me fui metiendo en la Federación Española , en Competiciones Nacionales, y escribí en los diarios “Dicen” de Barcelona, “As”, y las revistas “Rebote”, “5 Todo Baloncesto”… también arbitré, etc.
Me acuerdo cuando el Polideportivo Antonio Magariños en 1.971 fue testigo por primera vez de la entrega de premios de la competición interna, antes se hacía en La Nevera, jugándose como aperitivo la final de la competición que yo organizaba.
En este nuevo campo, en los partidos de1ª División, casi siempre los domingos a las 12,30 horas, los hermanos Usón, entre otros, los que también nos ponían la música en los recreos, a veces música del momento, pero muchas otras les imponían la clásica o marchas militares de Schubert, y de los que guardo un buen recuerdo pues coincidí con ellos en Septiembre de 1.971 en su casa de Santiago de la Ribera (Mar Menor), antes de cada encuentro hacían sonar los acordes de “Knock in Word”, de Amy Stewart, y “Sólo soy un hombre “de Miguel Rios.
La piscina del Ramiro a la que se refiere Carlos Díaz en su historia |
Sobre el libro de los 60 años discrepo en un pie de foto, el de la piscina del Ramiro, en el que se dice que desapareció en los años 40. Yo estudié en el Ramiro desde el curso de 1.959/60 en el que hice 1º de primaria con 7/8 años y hasta el de 1.968/69 en el que cursé Preu (después de 1º pasé a 3º y a 5º, pues o bien se hacía 1º, 3º y 5º ó 2º, 4º y 6º. Yo no hice “Iniciación”, que se cursaba con 6 años). Pues bien, mi padre quiso que yo estudiase en el Ramiro, le habían hablado muy bien del Instituto, y se acercó por allí en pleno verano del año 59 para conocerlo y mira por donde dio con Manolo Cavido que, aparte del Estudiantes y del cuarto de Educación Física, llevaba la piscina en verano, que estaba al lado del patio de columnas y encajonada entre tres paredes de clases. Entabló amistad con él, los dos eran gallegos y mi padre gustaba de hacer amigos, y aunque yo iba para alumno del Ramiro mi padre le habló de mí y Manolo le contestó que podía ir a la piscina. Dicho y hecho, esto era el verano del 1.959, y allí fui yo, y ya no me acuerdo si también en el año 1.960. Lo que si sé es que por culpa de un desgraciado accidente de un chico en periodo de clases, con la piscina ya vacía, se acabó de rellenar con arena para evitar más caídas, y se acabó la piscina, sin poder precisar la fecha, pero no en los 40.
Por supuesto, pido disculpas por los posibles errores, mi memoria no me permite detallar cosas de hace tantos años.
Carlos Díaz Roldán
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