La temporada que Estudiantes celebraba los cincuenta años de su creación llegó, para suplir a Harper Williams, un pívot de 2´08 de 29 años que pese a estar algo pasado de peso había hecho muy buenos números en sus dos años en un Gran Canaria que había logrado por fin asentarse en la liga ACB. ¿Cómo se adaptaría a un equipo más grande donde su papel no sería el principal y en el que ya había otro pívot americano que tenía enamorada a la afición por su eficacia y espectacularidad como Glenn Whisby?
Pues este gordito de 2´08, de nombre Shaun Vandiver, no sólo se adaptó, sino que marcó una época en Estudiantes. Sus números, claro está, bajaron bastante porque su papel había cambiado. El primer año, en ACB, fue la pareja interior de Whisby. En Euroliga, donde sólo podían jugar dos extranjeros, Vandiver fue el sacrificado y la verdad es que su compatriota lo hizo de maravilla.
Pese a ello, y adelantándose una temporada a la reforma del marco de contratación en la ACB, que eliminaba la figura del tercer extranjero (entonces eso de comunitarios y demás no había llegado aún), el Estudiantes no renovó a Whisby la siguiente campaña, ya que además volvía al Ramiro un pívot de la talla de Alfonso Reyes. La pareja foránea colegial quedaba formada entonces por el alero Chandler Thompson y por el propio Shaun Vandiver… y leyendo estos dos nombres a los seguidores del “Estu” se nos cae la babita ¡qué tardes de alegrías que nos dieron!
Vandiver ayuda a levantarse a Gonzalo Martínez. Son los dos protagonistas de esta mini-serie de artículos sobre jugadores queridos en el «Estu» y el «Granca» |
La Demencia, como siempre, puso enseguida un mote al nuevo. Por su peculiar forma de andar por la cancha (producto de una gravísima lesión en sus tiempos mozos, que le impidió triunfar en la NBA pese a destacar en la NCAA con Colorado y ser un primera ronda del draft, número 25 por los Warriors) le bautizaron en un primer momento como “Goofy”, el torpón amigo de Mickey Mouse. Vandiver agradeció el gesto de que le pusieran un apodo simpático… pero no le hizo mucha gracia, ya que “Goofy” es un apelativo que también significa tonto. Por lo tanto, a los dementes les tocó buscar un nuevo alias a Vandiver, lástima cambiara su eterna sonrisa que tenía fuera de la cancha por su cara de “killer” a la hora de pegarse en la zona. Dicho y hecho, Shaun Vandiver pronto fue rebautizado como “Mister Cooper”, el nombre del personaje de una serie sobre baloncesto del mismo nombre que emitió La 2 de TVE durante un tiempo sin pena ni gloria.
Mister Cooper fue parte fundamental del Estudiantes que, vestido de rojo, se proclamó subcampeón de la Copa Korac en 1999; campeón de Copa del Rey en 2000 en Vitoria (una copa que, por cierto, está rota por culpa de… adivinen) y dos semifinales de ACB (incluyendo aquella que se perdió en la última jugada del quinto partido contra el Real Madrid). Sólo estuvo cuatro años, pero dejó una marca imborrable en una afición como la del “Estu” que tiende a coger cariño a la gente que lo merece. Y Vandiver, sin duda alguna, lo merecía. Tanto dentro de la pista (fue tres veces jugador de la semana, pese a su limitado físico) como fuera. Se retiró en 2001, y en su último partido como jugador de baloncesto, tras caer Estudiantes eliminado por el TAU en cuartos de final de ACB en el Palacio de los Deportes, la afición invadió la pista para mantearle.
Diez años después de su llegada al Estudiantes, Mister Cooper fue uno de los veteranos que más aplausos recogieron en el partido homenaje a Nacho Azofra disputado en el Magariños. Aún más pasado de kilos que cuando era jugador, pero con la misma clase en la pista y sobre todo, la misma sonrisa, cariño y desparpajo fuera de ella. Un estudiantil de pura cepa habiendo estudiado en el High School Romeoville de Illinois y no en el Ramiro de Maeztu de Madrid.
Shaun Vandiver, con unos kilitos de más, en el homenaje a Nacho Azofra |
MAÑANA: Gonzalo Martínez