No bajamos la guardia

en Noticias

Aún recuerdo cuando, hace 15 años, el año del cincuentenario, en la reunión previa a la primera edición del campus “la cima del baloncesto”, José Canales, “pilas”, primer director del campus dijo: “el campus no se termina hasta que se entrega el último niño a sus padres”. Era una forma de decir que hay que estar permanentemente alerta.

Desde entonces el campus ha ido creciendo. Algunas ediciones se centraron en la preparación física, otras en enseñar deportes alternativos como el tiro con arco. En la excursión a la montaña hemos llegado a tirarnos por tirolina y hacer escalada o rápel y todas ellas girando alrededor de nuestra razón de ser, el baloncesto. Han pasado decenas de entrenadores, monitores, fisioterapeutas, médicos, árbitros y por supuesto directores, tanto técnicos como generales. Además de Juan, Yolanda, Ema y Óscar, entre otras personas de apoyo, todos imprescindibles para que después de 15 ediciones casi 300 familias de todas España confíen al Campus del Club Estudiantes a sus hijos, sean de la edad que sean. Eso sin contar a los asistentes al campus que ahora se desarrolla en Magariños, primero en Boadilla del Monte y Somontes, o el de Inglaterra, que ha alcanzado la tercera edición.

Si no tuviésemos ese bagaje seguramente hoy no podríamos contar que en el taller de fútbol, Calixto, uno de los monitores debutantes, un nuevo eslabón de la cadena que hace que esto no se pare nunca, nos haya dado una paliza en el fútbol a primera hora. O que el entrenamiento se ha hecho a un ritmo extraordinario a pesar de que las piernas cada vez responden un poquito más tarde. Hace 15 años el comedor del albergue era la mitad del actual y el ritmo de comidas era más lento. Ahora, gracias al sistema de buffet, las esperas son menos pesadas y todo el mundo puede comer algo que le apetezca.

Cuando el campus estaba alcanzando una madurez indudable, apareció el taller de arbitraje de la mano de Gonzalo Gómez, siempre preocupado por encontrar nuevas ideas con las que mejorar la actividad. Esta semana ausente Gonzalo por otras obligaciones en este turno, el taller lo han conducido con absoluta brillantez Francisco Nieto, de categoría primera autonómica, Pablo Sánchez, que pita en categoría nacional y Ana de la Mata, auxiliar de mesa de categoría nacional, que además este año, el primero para ella, ha doblado turno. Por este taller a lo largo de los años han pasado árbitros de la talla de Daniel Hierrezuelo o Emilio Pérez Pizarro, entre otros, que han compartido sabiduría y experiencias con los jugadores y entrenadores. Y todos ellos nos han hecho entender, como dice su leitmotiv, que los árbitros también saben sonreír.

Tampoco podríamos montar una sesión de karaoke con casi 200 chavales de entre 8 y 17 años, cantando a la vez, si nuestro equipo de monitores, encabezado por Javier Vicente esta semana, no estuviese formado por gente de una clarividencia extraordinaria en lo que a organización de actividades se refiere.

Todo ese trabajo se realiza durante casi 18 horas diarias. Alguno pensará que es imposible, que no se puede mantener una semana la actividad que exige el campus descansando apenas 6 ó 7 horas diarias incluyendo el mediodía, pero se puede. Se puede porque llevamos haciéndolo 15 años. Acostándonos tarde para preparar sesiones de entrenamiento de la mejor calidad posible, conversando entre nosotros para formarnos como entrenadores continuamente. Elaborando informes lo más objetivos posible sobre los jugadores que durante una semana entrenamos con una ilusión infinita.