Ambos equipos necesitaban el triunfo. El contrincante, para optar a lo máximo en la clasificación y Adecco Estudiantes para dar un paso de gigante en su búsqueda de un puesto, para meterse entre los cinco mejores del grupo. Tras ver el susodicho primer partido de liga ACB, en el que el Madrid se impuso a los estudiantiles, se pensaba que el triunfo era factible. Tampoco fue tan rotunda la derrota en ese momento y los colegiales llegaban en racha. Es más, todo lo contrario a un rival que lo hacía con tres derrotas consecutivas en sus últimos enfrentamientos a sus espaldas. Pero, cada partido es único y cuando se cometen tantos fallos, los errores acaban pasando factura.
Y no lo decimos por el primer cuarto, en el que Adecco Estudiantes aguantó el tipo, tras un inicio aceptable de los madridistas. De la mano de un Iker Iturbe inconmensurable, los estudiantiles soportaron el primer tirón del rival y con 8 puntos seguidos del ala estudiantil, Estudiantes llegó a obtener una interesante renta: 7-12 (minuto 6). Todo parecía correcto. Sin embargo, el hecho de que fuera sólo uno el que diera la cara, ya daba que pensar. Y no para bien, la verdad.
Poco a poco se fue echando en falta la aportación de otros jugadores. Y sobre todo, cuando se empezaron a ver demasiados fallos en los tiros de dos y demasiadas pérdidas de balón. Hasta ese momento, el Madrid no había estado muy fino. Y lo uno compensó lo otro. Pero cuando los blancos se fueron metiendo y empezaron a ver aro, entonces la cosa se fue torciendo.
Parcial insalvable.
Con un parcial de 11-0 en los últimos minutos del primer cuarto, los madridistas dieron su primer aviso (24-16, final de los primeros diez minutos). Un aviso que tuvo su continuación en el segundo cuarto, como decimos, merced al acierto del rival en el tiro. Un detalle que tiene más trascendencia de la que pueda parecer, pues con su actuación en esos segundos diez minutos, el Madrid dejó el partido sentenciado. Fue la clave del partido. Sí, ese segundo periodo y más concretamente los 35 puntos que anotó el Madrid, por los 17 de Adecco Estudiantes.
Y mira que encima los blancos contaron con la baja de última hora de Elmer Bennett, uno de sus puntales, resentido de su lesión. Pero, a falta de éste, otro de sus teóricos referentes ofensivos, Louis Bullock, tomó el mando. La mejoría en los porcentajes de tiro, tuvieron en el estadounidense el claro ejemplo (acabó el partido con 6 de 9 en triples y 3 de 4 en tiros de dos). Una mejoría que se notó sobre todo en los triples, faceta en la que los madridistas habían naufragado en el primer cuarto. Todo lo contrario que Estudiantes, quien no conseguía enmendar sus errores, como hizo el rival. Incluso se les hizo otras concesiones. Ya no es que se siguieran fallando tiros o que se perdieran balones, es que encima el rebote, algo que habían dominado los colegiales, se fue perdiendo también.
Al descanso, tras ir poco a poco creciendo la ventaja a favor del Madrid, la diferencia parecía insalvable (59-33). En la reanudación el rival entró en un pequeño bache. Pero también lo hizo Adecco Estudiantes y viendo que el tiempo corría y que la cosa no mejoraba, poco a poco se fueron perdiendo las esperanzas. La verdad es que tampoco hubo mucho más. Los estudiantiles lo intentaron a rachas. Pero en vano. Ahora sólo falto no venirse abajo, que aún quedan rivales y oportunidades para no quedarse atrás. Por muy dolorosa que haya sido la derrota.
Real Madrid 91 (24+35+13+19): Bullock (25), Herreros (14), Stojic (-), Reyes (5), Burke (10) -cinco inicial-, Gelabale (10), Fotsis (9), Sonko (14), Hervelle (4) y Bueno (-).
Adecco Estudiantes 66 (16+17+11+22): Rodríguez (8), Jasen (2), Jiménez (9), Iturbe (17), Garcés (8) -cinco inicial-, Loncar (-), Patterson (5), Azofra (6), Vidaurreta (-) y Miso (11).
Incidencias. Encuentro correspondiente a la 6ª jornada de la primera fase de la Euroliga. Palacio Vistalegre. Asistencia 13.000 espectadores/as. Árbitros: Brazauskas (Lituania), Gasperin (Francia) y Dozai (Croacia).