
A estas alturas de la película, a Pancho Jasen le podemos considerar ya un jugador tan importante en los 60 años de Estudiantes como el mismísimo John Pinone. ¿Herejía? Bueno, la Demencia le compara con Maradona que es el futbolista más importante de la historia de Argentina y quizá del fútbol…
El alero, nacido en Bahía Blanca (Argentina) en 1978, ya llegó al Ramiro haciendo historia: fue el primer jugador con pasaporte comunitario (en su caso, italiano) de Estudiantes, un club que tardó 5 años en aprovecharse de la “sentencia Bosman”.
MÁS AÑOS EN EL ESTU QUE “PINOSO” Cuando cumpla su nuevo contrato, Jasen se convertirá en el jugador extranjero que más años ha estado en Estudiantes superando al mismísimo Pinone: el “Oso” estuvo en el Estu nueve temporadas (de 1984-85 a 1992-93), mientras que Pancho llegará a las once. Que 300 de los 350 partidos en ACB de Jasen hayan sido con la camiseta colegial dice mucho… Con Pinone tiene en común además su condición de capitán. El estadounidense se convirtió hace veinte años en el primer jugador no nacido en España en ostentar la capitanía del Estudiantes, y Jasen fue el segundo, recogiendo el testigo de Nacho Azofra en 2005. Dejando a un lado los paralelismos, que no tienen mucho sentido cuando estamos hablando de baloncestos tan diferentes como el de los últimos años 80; y el del principio del siglo XXI, la carrera de Pancho Jasen con Estudiantes tiene mucho que contar. Un semidesconocido Hernán Jasen llegó en 2001 procedente del Gijón Baloncesto a un Estudiantes que empezaba un nuevo ciclo en el Palacio Vistalegre bajo la batuta del ex seleccionador junior “de oro” Charly Sainz de Aja. No era un fichaje de relumbrón, era una cara nueva más de las 7 que hubo aquel año, un alero a añadir a una rotación donde el titular indiscutible era Carlos Jiménez. Pero muy pronto se ganó el cariño de la afición colegial por su tremenda garra y entrega, con la que compensaba sus carencias técnicas (¡anda, otro parecido con Pinone!). La primera gran ovación de Pancho fue en un loco partido de Copa Saporta contra el Darussafaka turco en el que se echó al equipo a la espalda cuando perdían de 18 a falta de 5 minutos. El argentino cayó exhausto en el banquillo de Vistalegre tras haber cometido su quinta falta habiendo logrado forzar la prórroga, mientras que la Demencia se rompía la garganta cantándole eso que compuso Andrés Calamaro de “Maradona no es una persona cualquiera…” A final de temporada, Pancho fue un demente más en la fuente de los Delfines celebrando la victoria ante el Real Madrid en el quinto partido de los cuartos de final. Pepu Hernández demostró que Jasen y Jiménez eran perfectamente compatibles en la pista: llevando a Pancho al puesto de 2 o de 3, y a Jiménez al de 3 o de 4 según las necesidades formaban una pareja demoledora, especialmente en el aspecto defensivo. Algo similar ha pasado en los últimos años con otro Carlos, Suárez. Pancho en Estudiantes ha vivido tiempos de ensueño y tiempos de pesadilla. Así, el alero tiene grabada a fuego la clasificación frente al Baskonia para la histórica final de ACB de la temporada 2003-04 contra el Barcelona. Un sueño que se terminó el 13 de junio de 2004 con la derrota en el Palau Blaugrana en el quinto y definitivo partido. Y la pesadilla del ataúd en el que se descubrió encerrado en la temporada 2007-08: el ataúd de la liga LEB, a la que parecía abocado el conjunto estudiantil tras un inicio de temporada pésimo. Pero Pancho fue el líder que necesitaba un equipo abatido y Estudiantes logró hacer real el grito de guerra “que no bajamos”.
“¡CANASTÓN DE PANCHO, COÑO!” Aunque Estudiantes no se salvaría hasta la última jornada de liga, en León, el comienzo del milagro tuvo lugar en Valladolid dos meses antes. Una increíble canasta de Pancho sobre la bocina en Pisuerga supuso la victoria sobre el conjunto pucelano, que sería quien finalmente descendería. La retransmisión radiofónica del compatriota de Jasen, Pedro Bonofiglio, para “Es tu pasión” volvió a dejar claro que Pancho es nuestro particular Maradona. El Barrilete Cósmico. La Mano de Dios. Lo volvió a demostrar esta última temporada. Basta con recordar su cara de satisfacción al finalizar los cuartos contra DKV Joventut en la Copa del Rey de Madrid. O su loca celebración cual futbolista con la camiseta en la cabeza de una canasta en el derbi contra el Real Madrid que certificaba la permanencia. Esos momentos lo dicen todo sobre el compromiso y la garra de un jugador que se ha ganado a pulso que las gradas del Telefónica Arena sigan pudiendo rugir, tres años más, con eso de “Siempre te vamos a querer/ Por las alegrías que le das al pueblo/ Y por tu arte también”.
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