Alfonso Reyes y Carlos Jiménez en el año 2000 eran dos jugadores fundamentales en aquel maravilloso Estudiantes campeón de Copa –el pívot fue el MVP del torneo-, semifinalista de Korac y que se quedó a las puertas de la que hubiera sido su primera final ACB por una bandeja que falló inexplicablemente en la última jugada el inolvidable Chandler Thompson en el Saporta.
Y Alfonso y Carlos eran también fundamentales en la selección española que dirigía Lolo Sáiz. Los años 90 fueron una auténtica travesía en el desierto para el baloncesto hispano en cuanto a las selecciones: tras el “Angolazo” de Barcelona´92, se sufría horrores en los campeonatos de Europa para lograr ser quintos como mucho (1993 y 1997, jugando en casa de nuevo)… mientras que en la Liga ACB, sin embargo, la competitividad era máxima y cualquier equipo era capaz de liarla en cualquier momento… aunque al final casi siempre ganaba el Barça. 1999 CAMBIA LA CARA AL BASKET ESPAÑOL
Hasta que en 1999 pasó algo. La inesperada plata del Europeo absoluto de Francia 99 y el Mundial Júnior de Lisboa aquel mismo año cambiaron la cara y la actitud a la España baloncestística. Había futuro… pero también presente. Aquella plata abrió de par en par las puertas de los juegos de Sydney 2000. Se volvía a la cita olímpica tras no estar en Atlanta, y además de a Alfonso Reyes y Carlos Jiménez, encontrábamos a otros tres hombres formados en la cantera estudiantil: Alberto Herreros, Iñaki de Miguel y Rodrigo de la Fuente. ESPEJISMO
Sin embargo, la esperanza del cambio de milenio todavía era un espejismo. España terminó novena, con solo una victoria ante Angola y derrotas contra Canadá, Yugoslavia, Australia y Rusia en fase previa; y victoria final ante China en la triste lucha por el noveno puesto. Fueron unos Juegos donde, sin embargo, se empezó a ver que las cosas estaban cambiando. Uno de aquellos “júniors de oro”, Juan Carlos Navarro, tuvo su primera oportunidad con la selección absoluta. Y EEUU se llevó el oro… pero temblando. Y es que en semifinales Jasikevicius falló un triple en la última jugada que pudo haber cambiado la historia. La historia empezaría a cambiar los años siguientes… como se verá en la próxima entrega de este serial olímpico-estudiantil.