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Toda una vida. Por Luis Fernández García

24 mayo 2016

 El Estudiantes es una de esos tesoros que siempre me han acompañado, desde mi infancia el “Estu” ha estado presente en mi vida impregnándome un cariño especial al mejor de los deportes, el baloncesto. Es curioso ver como mis cotidianas y pequeñas experiencia han desembocado siempre en el mismo puerto, el Estudiantes. Siendo pequeño, tendría […]

Toda una vida. Por Luis Fernández García

 El Estudiantes es una de esos tesoros que siempre me han acompañado, desde mi infancia el “Estu” ha estado presente en mi vida impregnándome un cariño especial al mejor de los deportes, el baloncesto. Es curioso ver como mis cotidianas y pequeñas experiencia han desembocado siempre en el mismo puerto, el Estudiantes.

Siendo pequeño, tendría unos ocho años, mis vecinos Pablo y Manuel me invitaron a ver un Estudiantes-Barcelona en el Palacio de Deportes, fue el primer partido de baloncesto que vi en directo, eran el inicio de la década de los 90 y en Estudiantes jugaban dos americanos Wislow y  Pinone y el resto del plantel era canterano. El viejo Palacio de Deportes tenía un velódromo marrón y el baloncesto vivía un boom que hizo que muchos chavales pensáramos que no existía otro deporte como este.

Mi pasión por el baloncesto fue creciendo a pesar de mi corta estatura, ayudó mucho estudiar en el colegio Estudio de clara vocación baloncestística, donde baloncesto y religión iban de la mano.

Mi tío “Tonecho” cliente de Caja Postal primero y Argentaria después, empezó a llevarme a los partidos del “Estu” junto a mi primo “Tato”, en ese Estudiantes jugaban Herreros, Conguito Jeniings y despuntaba ya un chaval llamado Carlos Jiménez.

Años más tarde mi amigo y compañero de pupitre Gabri, ficharía por la cantera del “Estu”, un orgullo para muchos de nosotros, sus amigos de la infancia y del colegio le acompañábamos a los entrenamientos en Magariños y en la Nevera, uno de sus entrenadores esos años fue Mariano de Pablos que años más tarde sería entrenador del Estudiantes en la ACB. Gracias a Gabri tuvimos nuestros primeros contactos con la Demencia, Gabri conseguía entradas para los partidos importantes y toda la pandilla de amigos “Jimy”, Javi, Michel y yo nos uníamos a la Demencia viviendo nuestras primeras orgias baloncestísticas.

Todos fuimos creciendo y la vida nos llevó por diferentes derroteros aunque para algunos de nosotros el “Estu” ya sería parte de nosotros para siempre.

Llegamos a la Universidad y con el poco dinero que teníamos sacamos nuestro primer abono de temporada. Eran años de gloria para el “Estu”; Alfonso y Felipe Reyes,  Carlos Jiménez, Miso, Azofra, Jasen o Sergio Rodríguez nos hacían felices, en esa época nos mudamos a Carabanchel a jugar a Vistalegre, fueron años de sonrisas espontaneas y de júbilo en la gradas. Vivimos la Copa de Vitoria y  la final de  la ACB contra el Barcelona. El cuarto partido de aquella final,  aquel que ganamos al Barça de paliza me pillo el día antes de un examen de Derecho del Trabajo, examen al que después del éxtasis vivido opte por no presentarme.

Acabada la Universidad seguimos yendo a ver a nuestro Estudiantes, de los de “antes” ya solo quedábamos “Jimy” y yo pero se nos unieron nuevos amigos de nuestra etapa universitaria como Hector, Nerea, Crespín, Zape y  también mi hermana Paz.

De Vistalegre nos mudamos a la Casa de Campo y de allí finalmente volvimos al Palacio. En estos años nos dio tiempo a ver al “Estu” pelear en Europa  y jugar varias Copas del Rey, entre ellas las de Zaragoza y Bilbao donde acudíamos a disfrutar del baloncesto y de nuestro entrañable Estudiantes. Era el “Estu” de Carlos Suarez, de Granger o de Daniel Clarck.  

Año tras año los objetivos deportivos menguaban pero ahí seguíamos nosotros apoyando a nuestros chicos. Estuvimos el año del descenso y seguimos sufriendo años después. En esta época de viajes por los subsuelos de la clasificación conocí a la  más increíble de las mujeres de este mundo,  a la cual conseguí engañar y casarme con ella, Alejandra como se llama ella, es una chilena espectacular, una mujer de rompe y rasga y la mejor persona que he conocido en mi vida. Cuando descubrió el “Estu” no dudó en acompañarme en este viaje eterno. El 10 de noviembre de 2015, hemos sido padres de dos mellizos preciosos, Agustina y Santiago, los cuales ya tienen su equipación del Estudiantes y ya han sido bautizados en este sentimiento demencial.

El año que viene este donde este el “Estu”,  mi incipiente familia y mis  queridos amigos  estaremos donde siempre hemos estado y donde queremos siempre estar, al lado de nuestro querido Estudiantes compitiendo y destilando superación y lucha, esencia del deporte y del mejor de los juegos… el baloncesto. 

Luis Fernández García