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Si va el lector a hacerse un seguro de vida, no diga que es del Estudiantes. Que fuma, que tiene antecedentes malos… es igual, pero no diga que es aficionado de Movistar Estudiantes, a ver si le van a pegar un palo.
¡Qué manera de sufrir! Comenzó realmente enchufado Monbus Obradoiro, no por relajación colegial, sino por puro acierto. Con una ventaja que llegó a los 12 puntos, parecía que podían romper.
No fue así. Primero, Dago Peña y Alec Brown respondían desde el arco mientras crecía la intensidad, castigada por el arbitraje. Después, un imperial Ludde Hakanson anotó 14 puntos de forma casi consecutiva para dar rentas de hasta 7 puntos. Al descanso, 44-48.
Se quedó estancado el partido y se igualó, mientras ambos conjuntos parecían embalados hacia los 100 puntos. Tan sólo la rigurosidad del arbitraje (63 faltas pitadas) afeó un tanto un bonito espectáculo.
Con diferencias cambiantes y un desarrollo no apto para cardíacos, se llegaba a los últimos minutos agonizando. Pepe Pozas anotó un triple que pudo ser clave, pero Ludde Hakanson y Darío Brizuela pusieron a los nuestros por delante desde el tiro libre.
En la última jugada, Dario Brizuela, el mejor y más constante anotador del partido, pudo sentenciar, pero no consiguió canasta ni forzar la falta.
Ya en el tiempo extra, tras un breve intercambio de canastas, Obradoiro conseguía una importante renta de 4 puntos, que Movistar Estudiantes contrarrestó en seguida. Cook y un triple de Edgar Vicedo nos pusieron por delante, y un rebote ofensivo del recién renovado canterano, dio una nueva oportunidad que nos hizo sumar un parcial de 0-8.
Pese a las intentonas de Simons y Llovet, Vicedo selló con un 2+1 una victoria importantísima para afrontar con tranquilidad la semana del derbi.
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