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Rawle Marshall: “New and New York” se vuelve a ver con el Asefa Estudiantes

14 diciembre 2010

Recuperamos el artículo que Mariano Galindo, de la revista Gigantes, escribó para clubestudiantes.com  con una mirada diferente sobre el PAOK de Salónica. Se detiene en conocer un poquito más al base-escolta del conjunto griego Rawle Marshall, ex Valencia. «New and New York», un tipo peculiar que puede decidirte él solito el partido y que conoce sobradamente la competición.

Rawle Marshall: “New and New York” se vuelve a ver con el Asefa Estudiantes

Muchas de las miradas de esta noche en el partido entre el Asefa Estudiantes y el PAOK de Salónica estarán fijadas en un conocido por tierras madrileñas: Lazaros Papadopoulos regresa a Vistalegre, donde fracasó estrepitosamente con la camiseta del Real Madrid. Sin embargo, hay algún que otro jugador en la plantilla griega que, aunque por menos tiempo, sabe lo que es competir en nuestro país. 

Rawle Marshall es un tipo peculiar. No le pierdan de vista, puede dar mucho juego. A pesar de su apodo, “New and New York”, este polivalente jugador (puede desempeñar funciones de base, escolta y alero incluso) de poco más de 2 metros nació el 20 de febrero de 1982 en Georgetown, Guyana. Pero pronto, a los 4 años, marchó con su familia a la ciudad sobre la que tanto, y tan bien, cantó Frank Sinatra. De ahí recibe su “nickname” y ahí empezó a familiarizarse con el baloncesto. Su época de instituto la desarrolló en Detroit (MacKenzie High School), para después acudir a la Universidad de Ball State (NCAA), donde vivió un año bastante alejado de los minutos de juego. La cosa cambió, después de una temporada de espera por las normas de la Liga, cuando se enroló en Oakland. Tres campañas para acabar en 2005 con, entre otros premios, el MVP del torneo la Conferencia MCC.   Si uno repasa la biografía de Marshall, sorprenden algunas cosas que vinieron después. En Oakland se licenció con honores (fue el “Salutatorian” de su clase de último año, un premio que se da en Estados Unidos, Filipinas y Canadá para reconocer al segundo mejor alumno de toda la promoción que se gradúa). Con su título en Comunicación bajo el brazo, no precisamente regalado, como se ha visto, pudo realizar el sueño de todo jugador, más si ha sido educado en los Estados Unidos: disputar minutos en la NBA. Y no fueron muchísimos, pero tampoco quedaron en una anécdota. En total, 63 encuentros repartidos con las camisetas de los Dallas Mavericks y los Indiana Pacers. Estancias en la mejor liga del mundo alternadas con “descensos” a la D-League.  

Marshall, con la Cibona

Ansioso de protagonismo, abandonó la tierra que le vio crecer y probó suerte en Europa, en los Balcanes. En primera instancia, en las filas del KK Hemofarm serbio. Con esa camiseta, en la antigua ULEB Cup amargó al Girona en los albores de la Navidad de 2007, firmando su mejor actuación hasta la fecha en la competición. Sus éxitos en el Hemofarm le valieron subir un peldañito en su currículum.   LLEGA EL DESASTRE Zagreb, el Cibona, le firmó un contrato para la 2008-09. Acuerdo que no llegó a cumplir de forma completa. Y no porque no rindiese a un buen nivel (en lo poco que estuvo en Croacia le dio tiempo a ser MVP de una jornada de la Euroliga), sino por un acto de locura, no merece otra denominación. Y es que “RJ”, en un partido de la Liga Adriática, la emprendió a puñetazos contra un rival. Baño de sangre, 3 meses de sanción y fin de la historia croata. Tras ello, el Lokomotiv le acogió y pudo acabar la temporada.   La calidad no pasa desapercibida y los gestores del Valencia decidieron que era su hombre para el proyecto de Spahija (que finalmente acabaría alzando la Eurocup). Marshall no tuvo suerte y sólo estuvo en el club taronja el mes de octubre de 2009. Su rendimiento, su adaptación, muy lejos de lo ofrecido en otros clubs. Aun así, le dio tiempo a medirse al Asefa Estudiantes en la ACB, aquel de la Gripe A, y contribuir con 6 puntos al mal arranque de los de Casimiro en aquellos días.   Ahora, una vez añadido Francia a su hoja de países en los que ha jugado, vuelve a uno que tocó de refilón y lo hace con la camiseta del PAOK, un PAOK venido a menos, lejos de aquellos años gloriosos, pero peligroso. Son griegos. Y Marshall sabe de qué va todo esto.

Mariano Galindo
Gigantes del Basket