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UN ARTÍCULO DESTACA LA BUENA GESTIÓN EMPRESARIAL DEL ESTU

27 abril 2005

Este artículo ha sido publicado en la edición de hoy del diario económico Cinco Días. Ha sido escrito por el ex presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) Ignacio Ruiz Jarabo.

UN ARTÍCULO DESTACA LA BUENA GESTIÓN EMPRESARIAL DEL ESTU

La dimensión alcanzada en España por el fútbol como sector económico resulta sorprendente si se considera el déficit de gestión que presentan los clubes como empresas. El autor asegura que la realidad empresarial del fútbol español necesita cirugía de urgencia.

El final del verano marca el comienzo de las competiciones deportivas nacionales, entre las que sobresale la Liga de Fútbol, por lo que es buen momento para reflexionar sobre el entorno económico de nuestros clubes deportivos.

De entrada destacaremos la dimensión alcanzada por el fútbol como sector económico. En clave macroeconómica, del gasto de las familias españolas 1.270 millones de euros van al fútbol, al que se destinan también 500 millones del gasto de las empresas. A su vez, la contribución del fútbol a la producción asciende a 2.800 millones de euros, lo que equivale a superar el 0,2 % de nuestro PIB. En perspectiva empresarial, los presupuestos de la primera división mueven al año cerca de 1.000 millones de euros, y por su facturación algunos clubes son empresas de considerable tamaño.

Precisamente por esa dimensión alcanzada como sector económico y por la conseguida por los clubes como empresas, resulta sorprendente el déficit gerencial que éstos presentan, del que algunos datos son reveladores. Así, los clubes operan con una gran potencialidad de obtención de ingresos, y disponen de una fidelidad de sus clientes que envidiaría cualquier empresario (los consumidores cambian de marca de coche, de restaurante, pero no de equipo de fútbol). Pues bien, su deficiente gestión ha llevado a las empresas del balompié a un fuerte endeudamiento, por importe acumulado de 900 millones de euros.

En la misma línea, los clubes de fútbol apenas pagan impuesto de sociedades (no suelen obtener beneficios) y respecto a las retenciones sobre trabajo personal disponen de normas específicas elaboradas con el sector. Aún así, hay tal desorden en su gestión, que el último plan de inspección realizado por la Agencia Tributaria ha detectado 300 millones de euros de impuestos no declarados y/o no pagados.

Las deficiencias directivas en los clubes de fútbol se hacen especialmente patentes al observar en qué consiste su prácticamente única estrategia empresarial: reclamar al Estado. Eso sí, lo hacen en todos sus niveles (central, autonómico y local), y de diversas maneras. Unas veces le reclaman que sea activo, que subvencione, condone deudas, ceda activos o recalifique suelos. En otras ocasiones, al Estado le reclaman pasividad, pretendiendo que no controle el pago de sus impuestos o el cumplimiento de sus obligaciones contables y de auditoría.

Sobre este páramo que es el entorno empresarial del fútbol, no puede extrañar que el directivo que más usa y abusa del pressing al Estado sea considerado en algunos ámbitos como el modelo a seguir. Afortunadamente, ni su equipo gana siempre ni él alcanza todas sus pretensiones.

En otros deportes de alta competición el panorama empresarial es diferente. Un caso significativo son los clubes de baloncesto que, por lo general, saben dar respuesta a las especificidades propias de una actividad deportiva respetando la ortodoxia en la gestión. Hay que destacar la buena labor que en esa dirección realiza la ACB (organización patronal del baloncesto), cuya trayectoria de seriedad y formalidad ha favorecido que en su ámbito de influencia existan experiencias de gestión empresarial que podrían ser estudiadas en las escuelas de negocios.

De entre ellas, nos detendremos en la SAD Estudiantes, el carismático club madrileño. Su gestión conjuga las reglas de la buena administración (gastar de acuerdo a los ingresos, orden en las cuentas, seriedad con los acreedores…,) con el empleo de instrumentos novedosos que, además de constituir nuevas fuentes de recursos, permiten extender la red de alianzas estratégicas de la empresa. Un ejemplo es el nuevo centro médico y de rehabilitación del club, que con buenas instalaciones y buenos profesionales, además de atender a sus jugadores (profesionales y de cantera), ofrece también sus servicios al mercado aportando así al club ingresos adicionales y nuevos entornos afectivos.

Especial interés presenta el Club de Negocios de Estudiantes, que agrupa a un buen número de empresas asociadas. Éstas, junto la asistencia a los partidos del equipo en las habituales condiciones VIP (con inclusión de publicidad de la empresa asociada), participan en el desarrollo de programas de formación directiva para sus ejecutivos, y se incorporan a los espacios de relaciones multilaterales dirigidos a fomentar las opciones de negocio recíprocas. Los datos avalan el éxito de la iniciativa: mas de 100 empresas participantes, mas de 400 ejecutivos asistentes, 90% de fidelidad en las empresas asociadas, mas de 20 millones de euros facturados en las transacciones gestadas dentro del club.

En fin, es tan cierto que la realidad empresarial del baloncesto es nítidamente diferente a la del fútbol, como que ésta última requiere de una cirugía de urgencia. Pero no olvidemos que los accionistas, socios, abonados o seguidores de los clubes lo que desean es que su equipo gane aunque sea en el último minuto y de penalti injusto (Bernabéu dixit).