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Una invasión demente a Zaragoza en 1981

30 marzo 2016

Este domingo 400 aficionados se subirán al AVE especial «No Vale Rendirse», a los autobuses de la Demencia o a su coche particular para animar a Movistar Estudiantes en Zaragoza en su lucha por la permanencia. Un viaje muy diferente al que emprendían un centenar de dementes en 1981: viaje eterno, lucha por el título que al final no llegó, un rival que ya no compite en la elite del basket… pero el mismo espíritu de unión entre equipo y afición. Recuperamos algunas fotos cedidas por el mítico demente «Larry» de aquel desplazamiento de hace 35 años.

Una invasión demente a Zaragoza en 1981

Este domingo se estima que 400 aficionados estudiantiles estarán en el Pabellón Príncipe de Zaragoza animando a Movistar Estudiantes: la mayoría irán en el tren AVE especial «No Vale Rendirse», otros muchos irán en los autobuses de la Demencia, y unos tantos iran en su coche particular u otros modos de transporte.

No es el primer viaje masivo de la afición colegial en los últimos años, ya sea en los buenos momentos (2000 dementes en la Copa de Vitoria 2013) o los malos (500 en 2014, 2012 o 2008 en Valladolid, 1000 en León en 2008…).

Buen momento para recordar un viaje masivo de hace 7 lustros a Zaragoza. En 1981, un centenar de dementes emprendía un viaje eterno, con los transportes de aquella época, a la capital mañana para animar al equipo en el Helios Zaragoza- Estudiantes.

Un duelo importante para que el sorprendente equipo del inolvidable quinteto Gil- Del Corral- Charly- Jones y Martín siguiera su pulso en la lucha por el título con el FC Barcelona. El encuentro fue el 1 de marzo de 1981, jornada 21 de Liga Nacional, y acabó con derrota colegial por un espectacular 106-95. Dos semanas después, tras la derrota estudiantil ante el Barça, los culés cantarían el alirón a falta de tres jornadas. 

Recuperamos algunas fotos cedidas por el mítico demente «Larry» de aquel desplazamiento de hace 35 años, y el texto publicado al respecto en el libro «Club Estudiantes. 60 años de baloncesto». 

Estudiantes continuaba segundo a sólo un punto del Barcelona cuando llegó el bajón: el Helios se impuso en la capital aragonesa por 106-95. Los colegiales realizaron un mal encuentro y ni siquiera el apoyo de dos autobuses llenos de dementes pudo sacar al equipo de la apatía.

También jugó en contra de Estudiantes el hecho de que el antiguo pabellón maño, situado en las cercanías del estadio de La Romareda, era un horno a presión y a veces la presencia de aficionados provocaba una condensación del humo que convertía al `parquet´en una pista de hielo. Los jugadores locales, acostumbrados a ello, se secaban constantemente la suela de sus zapatillas con toallas empapadas en Reflex, mientras que los colegiales resbalaban continuamente y perdieron muchos balones hasta que cayeron en la cuenta del truco de los locales para no hacerlo.

Al menos, la `Demencia´ se consoló de la derrota burlándose de un acontecimiento sin paragón en la época: la presencia de un grupo de `cheerleaders´norteamericanas que, procedente de la base militar yanqui de Zaragoza, animaba al equipo local. La derrota escoció muchísimo en el seno colegial.

En aquel entonces, todas las críticas se centraron en un desconocido Charly López Rodríguez, cuyo papel en el equipo había pasado de ser un estilete ofensivo a diluirse por completo. En el encuentro contra el equipo maño había anotado dos míseros puntos, un bajo rendimiento que las lenguas viperinas pusieron en relación con que el tirador estudiantil había recibido esa misma semana una suculenta oferta del club de Zaragoza. Sea como fuere, la derrota complicaba muchísimo el triunfo liguero, y se pondría aun más cuesta arriba después de cosechar el segundo empate de la temporada, en casa, ante el Joventut (80-80).

Chus Codina recibido en la estación de tren

Invasión demente en la estación

Larry, el demente que nos cedió estas fotos, junto a una bandera con la D circulada. 

Armando jaleo frente a la estación

Un grupo de dementes preparados para el partido

El fondo del autobús siempre ha sido donde se juntan los más revoltosos.

En las calles de Zaragoza un grupo de dementes con trompetas, banderas y turbantes. Entre ellos, además de Larry, el mítico Gavioto.