¿Cuándo termina el Campus «La Cima del Baloncesto» de Movistar Estudiantes? ¿Cuando llega el autobús a Madrid con los jugadores y jugadoras de la capital que se han desplazado hasta Sierra Nevada? ¿Cuando suben a 2.320 metros los papás a recoger al último jugador de la zona? ¿cuando la furgoneta de renting de Northgate se va con los últimos balones y material del Campus?
Oficialmente, puede valer cualquiera de las dos opciones. Pero, en el corazón y la memoria de quienes participan en él, mucho después.
El Campus más veterano
Terminó la 22ª edición del Campus de Verano más veterano de los que organiza Movistar Estudiantes, en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sierra Nevada, y aunque pasen los años, los jugadores y los entrenadores… hay un espíritu que permanece. El que hace que cada año desde 1998 casi 600 chicos y chicas de 8 a 18 años quieran repetir el verano siguiente.
Explicado fríamente, «La Cima del Baloncesto» es el campus de perfeccionamiento de técnica individual y de táctica colectiva de Movistar Estudiantes. Pero, como nos explica su director, Pablo Borrás, es mucho más.
«Este es un Campus interno, donde los chavales pernoctan, la convivencia es muchísimo mayor. Es un Campus muy intenso, 24 horas al día, con actividades continuamente y poquito tiempo libre: hay baloncesto, talleres, veladas…»
Este año han sido dos turnos, de 12 días cada uno, con aforo completo en el primero (275 jugadores y jugadoras) y cerca del lleno en el segundo (260).
Desayuno con Kellogg´s, comida, cena; y almuerzo y merienda, con los zumos de la marca Alipende de Ahorramás, y dormir en las habitaciones compartidas del Albergue de Juventud de Sierra Nevada, de la Junta de Andalucía.
Borrás explica que este es un Campus de Verano diferente a otros, incluyendo los demás que organiza Movistar Estudiantes. El lugar donde se celebra es primordial.
Convivencia en instalaciones de primer nivel
«Nos diferencia, aparte de esa convivencia y esos lazos que tanto unen a los chicos, que estamos entrenando en un Centro de Alto Rendimiento Deportivo, con nueve pistas cubiertas y tres exteriores. Y que estamos conviviendo con deportistas profesionales y un personal muy cualificado».
El entorno natural de Sierra Nevada le da nombre al Campus: por algo es «La Cima del Baloncesto». «La temperatura ayuda, suele ser de 18 a 24º, estamos en un entorno natural maravilloso, sales del Albergue y ves el pico Veleta. No hay contaminación, no hay ruidos», explica Borrás.
«Además, no es solo el paisaje. Nos encontramos a más de 2000 metros de altura, eso hace que el Campus sea más exigente desde el punto de vista físico», puntualiza el director del Campus.
Durante casi un mes, el Albergue de Juventud de Sierra Nevada y el Centro de Alto Rendimiento Deportivo se convierten en una pequeña ciudad Movistar Estudiantes, con todo el personal necesario para ello. «Traemos entrenadores, monitores de tiempo libre y personal sanitario propio: médico, enfermera y fisioterapeutas», explica.
No solo baloncesto
Si bien el objetivo del Campus es el entrenamiento técnico-táctico de baloncesto, como explica Borrás «nadie aguanta más de 4 horas de basket, es algo demasiado exigente. Hay entrenamiento por la mañana y por la tarde, según la edad hay sesión específica de tiro, bote o pase. Y se complementa con otros talleres».
Y el listado de talleres y actividades más allá del baloncesto que se vive en el Campus de Verano de Movistar Estudiantes «La Cima del Baloncesto» es más intenso aún que el propio campus. Entre los más pegados a la práctica deportiva encontramos la completa excursión al Parque Nacional de Sierra Nevada, los deportes alternativos, multideporte, deporte adaptado, baile, utilización de tecnologías, capoeira, gymkanas, prevención de lesiones o el clásico taller de arbitraje, que este año recibió la visita del colegiado ACB Carlos Merino.
Pero hay vida más allá del deporte en la formación integral de los jugadores y jugadoras. «Por ejemplo, entre los talleres que más valoran están la «escape room», el taller de magia o las clases de ukelele. Algunos vuelven a sus casas pidiendo que les compren uno».
Y las veladas nocturnas son de lo más esperado, pese a que el día a día es agotador. «Hay un día de pasaje del terror que es una pasada; una fiesta temática de disfraces que este año ha sido superhéroes Marvel; juegos como el Trivial, Cluedo o Stratego en vivo, karaoke, una «EstuOca» con preguntas sobre nuestro club… y por supuesto, nuestra ceremonia del draft estilo NBA para hacer los equipos para nuestras competiciones entre semana».
Compartir experiencia con la élite deportiva
Movistar Estudiantes no cierra para su Campus el Centro de Alto Rendimiento Deportivo, sino que convive con atletas de elite de todo el mundo que utilizan esta instalación referente, gestionada por el Consejo Superior de Deportes.
Este año, explica Borrás «hemos coincidido con la nadadora Teresa Perales y la jugadora de bádminton Carolina Marín, con un Campus de los All Blacks de Nueva Zelanda de rugby, y muchos otros deportistas profesionales olímpicos y paralímpicos».
Perales, deportista premiada en los premios «Todos Somos Estudiantes» y embajadora de Telefónica, sacó tiempo entre entrenamiento y entrenamiento para colaborar con charlas y en el taller de deporte adaptado del Campus «La Cima del Baloncesto» de Movistar Estudiantes.
Pero, ahora que ha terminado el Campus, hay algo que siempre es igual: la nostalgia y la amistad. Lo que antes eran cartas y llamadas a teléfonos fijos muriéndose de vergüenza, ahora son mensajes privados de Instagram. Empieza el «síndrome post Campus». Hasta el año que viene.
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