RENACIMIENTO
Llegaron las bodas de oro del Club Estudiantes, y en ellas, por supuesto, la Demencia tuvo un papel muy importante, como parte indisoluble que es de la identidad colegial. Poco a poco la Demencia consiguió ir volviendo a llenar el Fondo Goya del Palacio de los Deportes y se atrevió a dar mayor colorido a su grada sumándose al arte importado de Italia del “tifo”.
Banderas, pancartas, bufandas, cubregradas… fueron sumándose a las tradicionales señas de identidad de una Demencia que poco a poco iba atrayendo a nuevas generaciones y llenando su grada del Palacio de los Deportes… y otra vez la del Magariños, cancha para los partidos de Copa Korac durante 1999 y 2000, una emotiva vuelta a casa donde los dementes volvieron a sentirse el centro de atención, como tanto les gusta.
El Fondo Goya del Palacio de los Deportes lleno de colorido. Foto extraída del libro «Club Estudiantes. 60 años de baloncesto» |
No les gustó para nada serlo cuando la caída de una tabla de su grada tras el partido contra el Lucentum Alicante en la temporada 2000/01 hizo caer al vacío a cuatro dementes, que sufrieron heridas de diversa consideración. La primera medida que se tomó fue clausurar los dos fondos desmontables del Palacio de cara al resto de la temporada, por lo que los abonados fueron reubicados en otras localidades. La Demencia, tan dada al caos y acostumbrada a animar de pie, fue ubicada en una curva, desde la que se dedicó a ironizar con el accidente en el siguiente partido descolgándose con cuerdas por el velódromo que tenía el antiguo pabellón de la calle Goya. Esa misma temporada hubo una escisión en la Demencia, debido a la existencia de dos formas muy diferentes de entender lo que debía ser el grupo y su filosofía. Esta polémica se zanjó con la creación de Impresentables, quienes serán también objeto de un artículo en esta sección… dentro de un par de semanas.
A falta de fondo Goya, bueno era el lateral Foto extraída del libro «Club Estudiantes. 60 años de baloncesto» |