A todo el mundo de su nuevo equipo que le preguntes por Rubén Garcés te habla del impresionante
estado físico con el que ha llegado a la pretemporada. Dicen que en un entreno físico, en el que hacían series consecutivas de 300 metros por parejas, él salió detrás de la que formaban Nacho
Azofra y Nikola Loncar dejándoles ventaja. Antes de acabar, el pívot panameño de 31 años los había doblado. Y es que verlo en directo (yo lo había visto en la pista pero nunca desde tan cerca y físicamente, dicho mal y pronto, acojona) le hace a uno creerse esa leyenda que dice que hace
unos 500 abdominales cada día. «Trato de estar fuerte, es fundamental para como yo juego. Me gusta estar en forma y trabajar en el gimnasio, hacer pesas… Cuando vuelvo a casa no me quedo parado. Para jugar al baloncesto hay que estar lo más fuerte que se pueda», dice el pívot panameño, que luce en sus brazos dos grandes tatuajes: uno representa la cara de su hijo, que tiene un año y tres meses y que llegará a Madrid desde la residencia habitual de Garcés (Providence, Rhode Island) cuando arregle bien el tema de su nueva vivienda; el otro, una cruz sobre la que aparecen unas manos con un rosario en las que se lee la leyenda ‘Mentally Strong’ (‘Mentalmente fuerte’). Una declaración de intenciones.
Un admirador de Estudiantes
Cuenta Garcés que siempre admiró al Adecco Estudiantes. En sus tres años en España, además de haber acumulado tiempo suficiente de residencia como para obtener la nacionalidad española (los
papeles ya están en curso y en el club colegial están esperanzados con que en abril o mayo del año
que viene todo el trámite haya finalizado y Garcés no ocupe plaza de extracomunitario), ha prendido muchas cosas de la ACB. Y dice que siempre le atrajo la idea de jugar en el equipo madrileño: «Siempre me gustó Estudiantes porque es un equipo con mucho nombre, realmente
grande, pero que todo lo gana desde el trabajo. Los jugadores juegan juntos, en equipo, y va mucho con mi manera de ser. Yo trabajo cada día, trato de mejorar siempre al lado de mis compañeros. Por eso es un club que desde siempre he considerado muy para mí, muy acorde con mi manera de ser», dice.
Esa filosofía del trabajo, aparte de en la pista (donde siempre destacó por su trabajo en el rebote y en la defensa y por su menor efectividad en ataque), en sus veranos. Además de no separarse mucho del gimnasio, el panameño es un clásico de las Ligas de Verano –«Este año he jugado mejor que en mi vida, no sé por qué nadie me ha hecho una oferta en la NBA», dice el ex jugador de Phoenix y Golden State, que ha participado con la camiseta de los campeones de la NBA, los Pistons– y ha llegado a la pretemporada en Madrid un punto por encima del resto del equipo.
Una pretemporada bastante atípica, por cierto. En el Adecco Estudiantes soplan vientos de cambio con la marcha de Felipe Reyes y es lógico llegar a la conclusión de que Garcés es su sustituto directo. Él pasa de comparaciones y de mirar al pasado: «La gente quiere crear polémicas con
respecto a Felipe y a mi rol en el equipo, pero yo vengo aquí a jugar, nada más. La gente sabe lo que hago: reboteo, defiendo y trato de mejorar mi juego de ataque cada día. Vengo a Estudiantes a mejorar, como lo he hecho en todos los equipos. Me gusta tener los ojos abiertos y aprender de los demás. Empecé a jugar tarde y sigo aprendiendo», comenta. La historia de por qué empezó a jugar a tan avanzada edad tiene su miga. Aficionado de Boca Juniors, obtuvo su primera beca
universitaria en Providence jugando al fútbol (fue internacional en categorías inferiores con Panamá) hasta que el entrenador de baloncesto le insistió tanto por cambiarlo de deporte que comenzó con el basket entonces, ya con 19 años. Posiblemente de aquellos años futboleros
no sacase más que la afición que tiene hoy, pero sí que aprendió a apostar con un acierto, por lo que sabemos, espectacular.
Y es que este señor dijo en ‘Vicios Pequeños’ poco antes de que el Real Madrid ganase su novena Copa de Europa que vencería en la final al Bayer Leverkusen por dos a uno con goles de Raúl y Zidane. Consulten la hemeroteca si no se lo saben y comprueben qué ‘hacha’ es el amigo. Así que le pedimos que especulase sobre qué va a hacer su nuevo equipo en la campaña 04/05: «Va a ser
muy difícil ganarnos. Veo al equipo muy sólido, si jugamos todos juntos vamos a hacer grandes cosas… Bueno, venga, mi pronóstico es que llegaremos a la final otra vez». Ahí lo tienen, veremos si al acabar la temporada ha vuelto a acertar y entonces montaremos una peña quinielística con su nombre. Entre tanto, vayan haciendo una porra con sus amigos. La apuesta es la siguiente: ¿es el fichaje del Adecco Estudiantes el tío más fuerte de la ACB? Yo me apunto al sí sin dudarlo.
Por Enrique Peinado